jueves. 28.03.2024

El presunto asesino de Ana Niculai, Alejandro de Abarca, ha reconocido haber acabado con la vida de la mujer rumana de 25 años hallada calcinada en un vehículo el pasado 19 de julio, y ha confesado que la mató con una inyección de heroína, y que posteriormente, cuando ya había fallecido, quemó el coche para borrar huellas.

Así lo puso de manifiesto en la segunda declaración que efectuó ayer en la Guardia Civil, tras ser detenido el pasado lunes, y después de que en una primera comparecencia en dependencias del Instituto Armado negara tener vinculación con los hechos.

Según ha señalado el abogado de la familia de Niculai, Antonio Monserrat, que ejerce la acusación particular, el imputado afirmó que su única intención era robar el coche, ya que no quería matarla, tal y como ha explicado este miércoles en medio de una gran expectación mediática ante los juzgados de Inca, donde el presunto asesino se encuentra a la espera de prestar declaración ante el juez de Primera Instancia e Instrucción número 3.

En su segunda comparecencia, De Abarca relató que tras hacerse con el vehículo de Niculai, la maniató, la golpeó por detrás y con una mordaza la introdujo en el maletero. Una versión que coincide además con la ofrecida por multitud de testigos que han sido interrogados y que vieron la trayectoria que siguió el conocido como 'el enano' desde que raptó a su víctima.

Según la declaración de De Abarca, tras robar el coche con Niculai dentro, se dirigió hasta el poblado de Son Banya, donde compró cinco gramos de heroína así como otra cantidad de 'speed'. Tras ello, "me chuté mucha cantidad, y me encontraba muy nervioso", declaró ante la Guardia Civil, aseverando que su pretensión no era acabar con la vida de la joven y que todo fue "circunstancial".

Tal y como puso de manifiesto, cuando calcinó el coche para no dejar huellas de lo ocurrido, se dio a la fuga porque, reiteró, "estaba muy nervioso" y preocupado de que le arrestasen "por haber sustraido el vehículo", aunque aseguró no recordar el momento en que Ana perdió la vida ya que se encontraba bajo los efectos de la droga.

Por otro lado, se han solictado muestras genéticas de los genitales de De Abarca por si además se hubiera producido un delito sexual, lo que en principio, a tenor de la autopsia de la víctima, quedaría descartado. Todo apunta a que la muerte se produjo por un fuerte golpe en la cabeza, asfixia, un golpe de calor y los efectos de la combustión.

MÁS DE CINCUENTA PERSONAS ANTE LOS JUZGADOS

Mientras tanto, en los alrededores de las dependencias judiciales de Inca se agolpan más de cincuenta personas. "¡Hay que matarlo!", "¡Asesino!", "Que me lo dejen en mis manos, que es un criminal" y "A una mujer no se le puede hacer esto" han sido los gritos más escuchados entre la multitud, esparcida a las afueras de los Juzgados.

Cabe recordar que Niculai fue secuestrada la mañana del pasado día 19 de julio cuando se disponía a salir del garaje en el que guardaba su vehículo para acudir a su lugar de trabajo, un bar que regentaba, junto a una socia, en la calle Socorro de Palma. Nunca llegó al establecimiento.

Ana Niculai fue asesinada con una inyección de heroína