jueves. 28.03.2024

La galería Tate Modern de Londres dedicará el próximo año una exposición a Joan Miró (1893-1983) que explorará el contexto en el que el artista creó su obra, su compromiso político y la influencia de sus raíces catalanas, de la Guerra Civil y del advenimiento del régimen franquista.

Conocido como uno de los artistas más representativos del siglo XX por su contribución al movimiento surrealista a través de un imaginario fantástico de símbolos y colores vivos, Miró fue también contestatario, apasionado y comprometido con los turbulentos momentos políticos que vivió.

"El mundo conoce al Miró colorista, simbólico y poético, pero queríamos mostrar esa otra faceta más comprometida", precisó a EFE Teresa Montaner, conservadora de la Fundación Miró de Barcelona, con la que la Tate organiza esta exposición de unas 150 obras que se podrá ver entre el 14 de abril y 11 de septiembre del próximo año en la capital británica.

La muestra, titulada "Joan Miró": La escalera de la evasión", toma el nombre de uno de los cuadros del artista catalán en el que la escalera, recurrente en su obra, aparece como símbolo de la necesidad de escapar de una realidad política y social que rechaza.

Miró pintó ese cuadro, "La escalera de la evasión", perteneciente a la colección del MOMA de Nueva York, en 1940, un año después del final de la Guerra Civil española y ya con Franco instalado en el poder.

Pese a la necesidad de huir a la que alude el título, Montaner señala que Miró regresó a España con Franco todavía en el poder y se instaló en la isla de Mallorca, después de su exilio durante la Guerra Civil en París, donde su compromiso político se plasmó en los numerosos carteles que realizó para recaudar fondos para la República.

La exposición se dividirá en tres apartados, que distinguen las diferentes etapas que marcaron la obra de Miró, en las que "se distinguen rasgos formales e inspiraciones temáticas totalmente diferentes", aclaró Montaner.

La primera parte de la exposición se centrará en su etapa más surrealista en los años veinte, periodo en el que indagó sobre la identidad de Cataluña a través de una pintura simbólica, evocadora y detallista de paisajes, masías y tradiciones catalanas.

De esta etapa destacan la obra "La Masía" (1921-22), que perteneció al escritor Ernest Hemingway, amigo de Miró, y la secuencia "Cabeza de payés catalán" (1924-25).

Los acontecimientos de los años 30, como el estallido de la Guerra Civil y la eclosión de los totalitarismos en Europa, precipitan una vuelta de Miró hacia un realismo trágico, "una segunda etapa en la que el artista catalán se sirve de objetos cotidianos para reflejar de manera dramática y perturbadora la realidad de su país".

La obra clave de esta etapa es "Naturaleza muerta con zapato viejo" -realizada para el Pabellón Español de la Exposición Universal de París de 1937- que refleja la sensación de angustia y de pánico que se vivía en España, sensación intensificada con el empleo de una luz nocturna, agobiante y represora.

A partir de los años setenta, coincidiendo con los últimos años del régimen franquista, surge un Miró más gestual y agresivo, con obras más abstractas como "La esperanza del condenado a muerte" (1974), dedicada al anarquista Salvador Puig-Antich, fusilado por el régimen franquista.

Miró supo captar la atmósfera de rebelión de finales de los sesenta oscureciendo o incluso quemando sus trabajos, como en las piezas "Mayo (1968-69) o "Tela quemada II" (1973), o mediante la creación de eufóricas explosiones de pintura, como el tríptico "Fuegos artificiales" (1974).

Tras su paso por la Tate de Londres, la exposición viajará en octubre de 2011 a la Fundación Joan Miró de Barcelona, museo y centro de documentación dedicado al artista, para recalar después en la National Gallery of Art de Washington, a partir de 2012. EFE

La vertiente política de Miró centrará una exposición en Londres en 2011