jueves. 28.03.2024

La Audiencia Provincial de Palma ha condenado a 109 años y nueve meses de cárcel y al pago de multas que se elevan a 9,45 millones de euros a los 13 miembros de una banda dedicada al narcotráfico a gran escala que introducía importantes cantidades de cocaína en Mallorca y que, gracias a su gran estabilidad personal y logística, logró actuar ilegalmente al menos desde octubre de 2009 hasta junio de 2010.

Mediante una extensa sentencia, el tribunal de la Sección Segunda acusa a los inculpados de delitos contra la salud pública, con las agravantes de reincidencia en el caso de cinco de los condenados. A juicio de la Sala, no han quedado acreditadas las atenuantes de drogadicción alegadas por las defensas puesto que "a lo sumo lo que se ha probado es el consumo de estupefacientes, pero no que afectara

ello a la imputabilidad de quienes los consumían".

Y más, incide la resolución, teniendo en cuenta "la dinámica delictiva desplegada, a lo largo de casi un año, por todos y cada uno de ellos". Tampoco es de apreciar, según el tribunal, una atenuante basada en un supuesto estado de necesidad "porque tal no existió, a la vista, como tiene reiterado la doctrina jurisprudencial, de los bienes jurídicos en conflicto".

Según la resolución, los reos se proveían en Barcelona de la droga y la introducían en Palma para su distribución a clientes dedicados al narcotráfico, debido a la importancia de las cantidades de estupefacientes, lo que hacía innecesario que los propios miembros de la organización se dedicasen a la venta mediante 'menudeo'.

Tal y como relata el tribunal, quien básicamente suministraba en Barcelona la cocaína era el procesado Guiovany R.J., quien gestionaba la recepción de los estupefacientes y mantenía los contactos oportunos con los dirigentes de la organización en Palma a fin de realizar los traslados de la droga, para lo que contaba con la colaboración de dos hombres de confianza, contra quienes no ha podido cursarse acusación por encontrarse en busca y captura.

De hecho, incide en que del potencial y fortaleza como traficante de Guiovany R.J. habla por sí solo el hecho, objeto de otro procedimiento judicial, de que a principios de mayo de 2010 trató de blanquear en Madrid la cantidad de 512.000 euros mediante el intercambio de billetes con un grupo mafioso de procedencia italiana, en el marco de una operación que acabó frustrada por las fuerzas policiales.

Para el desarrollo de su actividad, la banda, que estaba dirigida en Palma por Víctor Emilio P.A. y Luis Francisco C.R., utilizaba talleres de reparación de vehículos tanto en Barcelona, donde era el procesado Guiovany R.J. quien suministraba la droga, como en Palma a fin de que el camuflaje de la cocaína en automóviles fuera "lo más perfecto posible", lo que implicaba ayuda profesional tanto para el cargamento en la ciudad condal como para la descarga en la capital balear.

PISOS FRANCOS Y GARAJE PARA LA MERCANCÍA

Mientras tanto, para el almacenamiento de las sustancias, la organización disponía en Palma de al menos dos pisos francos y una plaza de garaje que facilitaba la carga y descarga de la mercancía así como el estacionamiento sin levantar sospechas sobre los automóviles que iban a viajar a Barcelona o que provenían de ésta.

Del mismo modo, durante el periodo de tiempo que duró la investigación policial, los procesados usaron un número ingente de teléfonos móviles que iban cambiando con periodicidad a fin de asegurar, en la medida de lo posible, la seguridad de la organización, a cuyo efecto Héctor Fabio V.G. era uno de los encargados de conseguir teléfonos a través de locutorios, "obviando la necesidad legal de constancia de los titulares reales de las líneas utilizadas".

Fue el 6 de junio de 2010 cuando agentes policiales detuvieron varios vehículos que hacía el trayecto de retorno a Barcelona así como a sus ocupantes, quienes llevaban ocultos, bajo la moqueta del suelo del asiento del conductor, nueve paquetes de cocaína, mientras que a varios de los procesados se les intervino 2.695 euros procedentes de la actividad ilícita del grupo, de los cuales 1.210 y varias cantidades en divisas extranjeras fueron incautadas a Guiovany R.J.

CONVERSACIONES TELEFÓNICAS ENTRE LOS ACUSADOS

La resolución judicial hace referencia asimismo a las conversaciones telefónicas grabadas en el marco de las pesquisas, entre las que considera "muy especialmente relevantes" una en la que uno de los reos llama a otro y ya alude a "chicas" y "muchachas", y reclama que los clientes paguen lo que deben, mientras que poco más de una hora después el reo llama a una desconocida y le dice que el "jefe" está enfadado.

Al día siguiente los dos inculpados cuadran cuentas y entregas, mientras que en otra conversación uno de los acusados dice a otro que

"lleve una muestra y que espere para que diga si vale o no

vale, y ello previo arrimar donde el Pluma". Asimismo, en otra un condenado ofrece a una desconocida "dos coches que están nuevos, nuevos, que no hay mejor, a 41"; y a otra desconocida que "para las siete tendrás todos los tickets... 500".

La sentencia decreta el comiso de la sustancia estupefaciente intervenida, del metálico y teléfonos móviles intervenidos a los procesados, así como de los cuatro vehículos de los que hicieron uso los acusados para desplegar su actividad irregular.

109 años de cárcel para una banda que introducía cocaína en Mallorca