jueves. 28.03.2024

El fin de los medios públicos

canal 9Vaya por delante que soy un defensor de los medios de comunicación públicos por su importancia en el sistema democrático. Incluso estando manipulados, cumplen con su función de servicio público, con contenidos de proximidad y de promoción de la cultura (y/o de normalización lingüística).

Los profesionales de los medios no son perfectos. Hay que pensar que determinados enfoques editoriales no son posibles en los medios públicos y si en los privados. Intentar mantener una línea editorial neutral es más difícil de lo que parece. Requiere de mucha honestidad profesional y también voluntad política. Los contenidos de servicio público en medios privados también son escasos y requieren, además de honestidad profesional, voluntad empresarial.

El periodismo audiovisual bien hecho no es barato. Entonces ¿por qué hay que tener medios públicos? Para responder les propongo que se pongan en situación: en un mundo sin radio ni televisiones públicas, ¿se imaginan interrumpir un Sálvame porque aquí en las Illes Balears hay un importante incendio que quema la Serra de Tramuntana? Yo no. El hecho es que sale mucho más barato pagar a cuatro personas que cuenten, o se inventen, cualquier chorrada de su vida privada, que cubrir una noticia de última hora. Y a la hora de informar, el enfoque es ¿informativo o espectáculo?

Por todo esto siento una cierta tristeza al leer que algunos medios españoles se alegran del cierre de Radio Televisió Valenciana. Aplauden la medida para acabar con el despilfarro, y piden que las otras cadenas autonómicas sigan el mismo camino. En realidad, más que el despilfarro, con lo que intentan acabar es con la competencia en el mercado publicitario.

RTVV es un canal que, con todos sus defectos y virtudes, cumple con su función de servicio público. Este cierre tendrá un coste unos de 70 millones de euros (la deuda ya la había asumido la Generalitat) y el hundimiento del sector audiovisual valenciano (empresas, puestos de trabajo, etc) que va a perder su principal motor. Pero sobre todo quienes pierden son los mismos de siempre: los ciudadanos.

El fin de los medios públicos