viernes. 29.03.2024

El pisotón

En una comparecencia en comisión parlamentaria del pasado mes de noviembre, la consellera Joana Maria Camps, titular de Educación del gobierno regional de Baleares presidido por José Ramón Bauzá, ha aludido por dos veces al informe “trepitja” (en castellano pisa, del verbo pisar), queriendo referirse al Informe PISA (Programme for International Student Assessment), de la OCDE. El uso del traductor automático, que en esta ocasión le ha jugado una mala pasada, revela el nivel de catalán de la consellera, por no decir que su deficiente comprensión lectora sería digna de mención en los propios informes PISA.

Pero, más allá del ridículo espantoso de la máxima autoridad administrativa en materia de Educación de les Illes Balears, y de la vergüenza ajena, ya que no de la propia, que todo ello genera, este nuevo episodio viene a evidenciar una vez más el estado actual de la educación en les Illes Balears, denunciado insistentemente por toda la comunidad educativa, y de unas políticas que demuestran de manera descarnada el menosprecio de nuestros gobernantes hacia la educación y la cultura.

Bauzá nombró a Camps consellera de Educación, Cultura y Universidades, el pasado mes de mayo, y con ello apostó, muy a conciencia, por una persona cuya falta de experiencia para dirigir el departamento ella misma reconoció. Pero, a diferencia del anterior conseller, Rafael Bosch, con este nombramiento Bauzá se aseguró la fidelidad absoluta e incondicional de la designada, para imponer sus proyectos ideológicos en materia educativa.

Uno de esos proyectos era acabar con el papel del catalán, como lengua vehicular en la enseñanza. Este objetivo del pacto neofranquista Bauzá-Delgado (aquel de los testículos de ciervo en la cabeza) se buscó, nada más comenzar la consellera Camps su andadura, con un primer intento de encuestar a los padres sobre la elección de la lengua vehicular en la educación pública que querían para sus hijos e hijas. Pero, para disgusto de sus impulsores, más de un 70% eligió el catalán.

Después de este fracaso para sus intenciones, se sacaron de la manga el TIL (Tratamiento Integral de Lenguas), un proyecto aberrante y antipedagógico que intenta repartir la función vehicular entre el castellano, catalán e inglés sin que, por supuesto, ni profesores ni alumnos estén preparados para impartir o recibir clases de materias curriculares en esta última lengua. Y todo en función de su obsesión enfermiza contra el catalán.

La gestión de la consellera Camps, y de todo el gobierno de Bauzá en materia educativa, está siendo contestada con una movilización social sin precedentes en la historia de las Illes Balears. El TIL, la LOMCE y los recortes suponen la mayor agresión a la educación pública que se recuerda desde la dictadura. El curso actual empezó con una huelga indefinida de docentes, todavía en vigor, que paralizó los centros educativos las tres primeras semanas lectivas.

La solidaridad con la lucha de los docentes, de los padres y madres de alumnos, y de toda la sociedad en general, han llevado al gobierno de este farmacéutico de Marratxí (que compatibiliza la presidencia de Balears con un negocio muy rentable) al mayor descrédito social. El pasado día 29 de septiembre, más de 100.000 personas se echaron a la calle contra la política educativa de Bauzá y Camps, en la manifestación más numerosa que se recuerda en las Islas.

El nuevo informe PISA, con el valor y la credibilidad que pueda tener, sigue situando a las Balears por debajo de la media estatal y de la OCDE. Mientras tanto, la implantación del TIL está suponiendo, como ya se preveía, un caos en los centros educativos de les Balears. La Assemblea de Docents la califica de un auténtico despropósito pedagógico, con el rechazo del 63% de los Consejos escolares.

El riesgo de un aumento del fracaso escolar a causa de los recortes, el TIL y la LOMCE es más que evidente. La lucha que los docentes y la comunidad educativa están llevando a cabo es de capital importancia, y debemos apoyarla con todas nuestras fuerzas.

Pep Juárez,

Secretario General de CGT ­BALEARS

El pisotón