viernes. 29.03.2024

El dilema de Proust o el paseo de los sabios es el título de un original ensayo, editado por Berenice, en el que su autor, Javier Mina, realiza un reflexivo recorrido intelectual e histórico sobre la génesis y la filosofía del paseo asociándolo a la literatura y al pensamiento. “Mina pesca con tino tanto en las aguas de la literatura como en las de la historia. Es un voraz e incansable lector, a la par que un narrador ameno y diestro”, comenta Carlos García Gual.

Todo comenzó hace cuatro millones de años, reflexiona Mina, cuando se encontraron las huellas de tres homínidos erguidos que caminaban en la misma dirección sin la urgencia de la caza o la huida. “Se trataba de lo más parecido a un paseo que se conoce”, comenta el autor, quien a partir de este hito desarrolla toda una tesis sobre los increíbles avances que esta simple actividad motora ha provocado en la Humanidad, con su ya proverbial amenidad y clarividencia.

Desde este episodio tan distante en el tiempo hasta el más lejano en el espacio, el de Armstrong por la Luna, “han mediado muchas zancadas”, según el ensayista. La mayoría por obligación —el pie ha sido y es el vehículo del pobre—, pero no han faltado aquellos pasos dados por placer que los sabios clásicos asociaron con el arte de pensar.

Corresponde a los ciudadanos de Grecia el haber hecho filosofía paseando, y a los romanos el haber inventado la figura del paseante, que según el ensayista, es un personaje que se mueve interactuando con él mentalmente. “El paseante observa lo de fuera para que su interior se enriquezca con los pensamientos que suscitan sus observaciones, para a continuación, proyectarlos modificando el entorno aunque sea mentalmente”.

Pero no siempre se desarrolló esta actividad con asiduidad, ya que durante la Edad Media sobrevino una época oscura donde casi no se podía pasear, observa Javier Mina, hasta que en el siglo XVI se volvió a las andadas. Tanto, que cien años después ya se estaban dando paseos “como los de ver y dejarse ver o los de recolectar plantas o minerales”.

Con el romanticismo predominó el paseo de sentir y sentirse pero será Baudelaire el que ponga las bases del paseo moderno, porque es quien se fijó por primera vez en las posibilidades que ofrecía aquel fenómeno nuevo, la ciudad moderna. “Lejos de enfocarse hacia sí mismo paseando o de relatar los movimientos internos que suscitan sus andanzas por las calles de París, se limita sencillamente a exponer lo que ve. Pero su mirada está cargada de atención, pues se fija en los que la ciudad moderna va dejando en las cunetas como deshechos y peleles rotos”, afirma Javier Mina.

En definitiva, El dilema de Proust o el paseo de los sabios es un reflexivo ensayo plagado de interesantes anécdotas, historias y reflexiones, y es que, como dice Fernando Savater “los libros de Javier Mina están hechos de observación aguda, erudición sin pedantería y buen gusto literario”

“El paseo es cosa de sabios porque hace sabio a quien pasea con la mente abierta”, concluye Javier Mina

Javier Mina (Pamplona, 1950). Licenciado en Literatura Comparada por la Sorbona. Escritor y pintor de prestigio, en literatura ha obtenido el Premio de Ensayo Miguel Espinosa por El Ojo del Cíclope y el Premio de Ensayo Gobierno de Navarra en 2008 por Tigres de papel (Los tiranos literarios).

También ha sido finalista del Premio Espasa de Ensayo 2006 por Vidas paralelas. Tras publicar La mirada fósil, un celebrado ensayo sobre la ceguera en la literatura, dio a la imprenta Montaigne y la bola del mundo (Berenice, 2013), en torno a la apabullante vigencia del legado del autor galo.

Berenice presenta El dilema de Proust o el paseo de los sabios de Javier Mina