jueves. 28.03.2024

Novak Djokovic  superó a Rafa Nadal por 6-3, 6-3 en la semifinal del Monte-Carlo Rolex Masters. El serbio dominó consistentemente los peloteos desde el fondo, atacando constantemente el revés de Nadal a lo ancho de la cancha.

La derecha de Nadal tuvo un rendimiento muy pobre, encajando apenas siete tiros ganadores y cometiendo 22 errores. 16 de los 22 errores de derecha sucedieron mientras estaba en el cuadro donde se reciben las desigualdades o las ventajas y nueve de ellos los realizó cerca del pasillo o luego de pasarlo.

Es la estrategia perfecta contra un oponente como Nadal, quien siempre está desplazándose hacia su mano derecha para tratar de cambiar un golpe de revés por un derechazo. Djokovic usó de manera ingeniosa la anticipación de Nadal contra sí. De los siete tiros ganadores que Nadal consiguió con la derecha, cinco terminaron en el cuadro de servicio y solo dos fueron construidos cómodamente desde el fondo. 

Djokovic hizo que Nadal golpeara el 42% de todos sus golpes de fondo como un revés, lo cual es un número muy alto para el español que basa sus ataques en la derecha. El hecho es que el revés de Djokovic funciona mucho mejor desde atrás que el de Nadal. Tres de los cuatro reveces del zurdo que terminaron en winners los generó a la carrera con el fin de materializar su sello: los passing shots. El ibérico solo encajó un tiro ganador desde el fondo cuando el encuentro iba 3-3 en el segundo parcial.

El revés de Nadal llegó a nueve errores no forzados, pero ese no fue el principal factor de inconsistencia, sino que no pudo incomodar al No. 1 con poder, dirección y profundidad en puntos consecutivos. En el primer set, Djokovic obligó a Nadal a pegar 51 reveces. No solo fue la dirección lo que le dolió a Nadal, sino la excelente profundidad con la que el diestro jugó, pues el 40% de sus reveces fueron estuvieron más cerca de la línea de fondo.

El serbio usó más esta táctica a medida que el partido avanzaba, haciendo que Nadal golpeara 61 reveces en el segundo set, comparado con las 52 derechas del campo de desempate. El serbio desarrolló continuamente un dominio absoluto en el flujo de los puntos desde atrás de la cancha, empujando a Nadal hacia atrás y a lo ancho.

La derecha invertuda es el arma más potente que Nadal posee, y el motor de toda su grandeza sobre polvo de ladrillo. Pero al pegar tantas derechas desde el cuadro de desempate o de ventajas, queda a mucha distancia de volver al cuadro de duece para invertirse. En el primer ser, Nadal sólo golpeó 22 (30%) derechas invertidas en el cuadro de duece contra 51 reveces. La cosa resultó incluso peor en el segundo parcial, donde solo logró 20 (25%) invertidas contra 61 reveces. Terminó con dos tiros ganadores y seis errores por invertirse, así que no es difícil imaginarse lo que se necesita para mejorar drásticamente en la próxima vez que se encuentren.

En el punto para partido, Djokovic se adueñó de la línea de fondo con una derecha y cuatro reveces, el último convertido en un misil que sentenció el partido. Nadal falló al encontrar una estrategia ofensiva para herir a Djokovic, o defenderse lo suficientemente bien para complicarlo.

Nadal se despide de Montecarlo