La demagogia como aplastante pensamiento único que invade discursos políticos, tertulias de bar y medios de comunicación tiene uno de sus puntos culminantes en la supuesta necesidad de rebajar los sueldos de los cargos públicos. Esa exigencia ha creado las mayores tensiones en el Consell de Eivissa, y el debate se traslada también a Mallorca, donde Podemos combina propuestas para el cambios social con dosis de política perrofláutica como ésta.
Afortunadamente -aunque es pronto para cantar victoria- PSIB y Més no parecen dispuestos a pasar por el aro, aún a riesgo de que sean expuestos en la plaza pública como los castosos políticos que sólo piensan en llenarse los bolsillos. La realidad, en cambio, es que imponer una limitación salarial que no alcanzaría los dos mil euros mensuales sólo puede servir para llenar las instituciones públicas de mediocres. Respuesta: 'ya lo están ahora, y cobrando más'.
Sin embargo, socialistas y econacionalistas saben, y así lo han puesto de manifiesto, que más allá del tufo populista de medidas de ese tipo, una rebaja generalizada de salarios dejaría la administración pública vacía de talento. Desértica. Por eso, tal como publica este martes 'Diario de Mallorca', se trabaja para que no todas las personas que desempeñen tareas a cargo del dinero público vean constreñidos sus ingresos. Los cargos más técnicos y de gestión quedarían al margen de esta propuesta defendida por Podemos en todas las instituciones del Estado en las que ha entrado después de los comicios del 24 de mayo.
Se debe ser vigilante con quienes desempeñan cargos de responsabilidad pública, y toda vigilancia será poca. Pero no se puede exigir a nadie que pierda dinero. Y difícil será hacer una buena gestión de los ayuntamientos, consells y Govern, sin gente válida. Trabajadores que no renunciarán a la empresa privada por el triple del salario mínimo. Y con toda lógica.