sábado. 20.04.2024

Dicen que el coste de oportunidad es aquello a lo que se renuncia al tomar una decisión económica. Pero rechazar a la obtención de ingresos es lo que, precisamente, no contemplan las compañías aéreas. Y es el precio a pagar en Baleares. Por ser residentes insulares. Los meses de diciembre a enero se han convertido en los más temidos para viajar a la península. Un vuelo desde Palma a Oviedo puede llegar a costar hasta 400 euros, incluso si se obtiene con un mes de antelación.

Ciudadanos de las islas se plantean viajar por España u optar por otro destino internacional, al mismo precio. Otros, en cambio, se preguntan si pondrán salir de Baleares cuando se enfrenten a algún imprevisto. Porque para muchos, «si no tienes más de 100 euros, las islas tienen más aspecto de búnker que de paraíso».

Según el presidente de la Agrupación Empresarial de las Agencias de Viajes de Baleares (Aviba), Antoni Abrines, la subida de precios se debe a «la escasez de rutas que ofrecen las aerolíneas», para viajar a destinos nacionales no principales, tales como Oviedo, Santander, Pamplona, u otras ciudades. «Existe una variedad muy limitada en las rutas que ofertan las compañías. Así, se lucran de la situación para optimizar su rendimiento económico», añadió.

Sin embargo, la escasez de oferta no es el único problema. «Los trayectos no alcanzan el 100% de ocupación. Por ende, las aerolíneas aprovechan para subir los precios y rentabilizar los vuelos ya que cada asiento vacío supone pérdidas para la empresa», reveló Abrines y añadió que «si en una ruta desde Palma a Valencia hay 20 plazas y solo se venden 10, el precio de los billetes será el doble de caro, para compensar esa otra mitad del avión que queda vacío».

Pero las fracturas de oferta y demanda en el mercado del transporte aéreo insular no están relacionadas con la falta de clientes insulares. «Los vuelos de Mallorca a Londres son más baratos que aquellos con destino a la península porque hay más londinenses que demandan venir a Baleares, en detrimento de peninsulares», explicó.

Así, Abrines auguró la «subida excesiva de los precios» y alertó de «la posible desaparición de rutas procedentes de las islas si no se fomenta su interés». A modo de solución, planteó «la promoción de un turismo en Baleares que no se centre, de forma exclusiva, en los meses de verano».

«Hay que ser capaces de fomentar ciudades que atraigan a pasajeros todo el año», apostilló. También aconsejó que «deberíamos ser más inteligentes para que los residentes insulares podamos comprar vuelos más baratos». Además instó a la comunidad balear a «presionar para que las compañías aéreas reduzcan los precios» porque «es evidente que en las islas siempre nos enfrentaremos al mismo problema».

Silencio administrativo

Ante tal desajuste macroeconómico, el consumidor sufre las consecuencias del aura de silencio que cubre al convenio de precios establecidos por las aerolíneas.

La ministra de Fomento, Ana Pastor, anunció en 2012 la puesta en marcha del Observatorio de Precios y Conectividad para el transporte aéreo de Baleares y Canarias. La supuesta función del departamento era la «comprobación de los enlaces aéreos y las tarifas de los vuelos que operan entre la península y las islas en rutas interinsulares». Sin embargo, las cifras extraídas de sus estudios nunca vieron la luz.

Desde el propio ministerio aseguran que, «si bien es un aparato público, los datos solo están disponibles para las compañías aéreas». Así, el ciudadano no tiene acceso a estas cifras oficiales. Y aunque el Gobierno confirmó que dicho observatorio supondría un departamento «clave para la movilidad de los ciudadanos y para su desarrollo económico», quedó en saco roto.

Ahora, y tras confirmarse los peores augurios sobre el futuro de Air Berlin en Palma –cancelación de todas sus rutas nacionales desde la capital a partir de 2016– el mercado del transporte aéreo para los residentes baleares atraviesa su peor época. Abrines asegura que es «el precio a pagar por residir en unas islas». Pero ese aspecto es lo que, precisamente, se cuestionan ciudadanos afectados; si podrán comprar trayectos de avión, ante «la subida constante de su importe y frente a la falta de regulación».

N.M.

400 euros por viajar de Baleares a la península