viernes. 19.04.2024

El alcalde de Palma, José Hila, se avergüenza de sí mismo. Él y buena parte del equipo de gobierno que desde el ayuntamiento de Palma han convertido el derribo de Sa Feixina en algo más que un asunto de Estado.

El alcalde de la capital balear sigue obsesionado en su cruzada, en la que no atiende a los argumentos de gente tan poco sospechosa de ser fascista como la asociación Arca, cuyos argumentos han hecho propios los partidos autodenominados de izquierdas (??) cuando les ha interesado.

Por eso hace apenas unos meses, los Comas, Noguera e Hila se hicieron la foto súper molona delante de Can Bibiloni, cuando junto con Arca entendieron que había que salvar el edificio, incluso a pesar del dictamen del Consell de Mallorca.

Ahora, aquellos que por entonces decían sentir 'vergüenza por destruir patrimonio en pleno siglo XXI' se atrincheran en la decisión irrevocable de acabar con un pedazo de la historia de Ciutat, al grito de 'derribemos al facha'. Toda una exhibición casi obscena de incultura contra la que desde ARCA siguen empeñados en luchar, esta vez con nuevos argumentos y una exposición.

Aquí no hay democracia que valga ni consultas ciudadanas que merezcan la pena. Ni tan siquiera se atiende a un pasado reciente (2010) en el que Més (PSM) y PSOE apostaron por invertir 40.000 euros de dinero público junto al resto de formaciones para eliminar cualquier referencia fascista del monumento, y salvar lo que es el último reducto Art Déco de la ciudad. Claro que a algunos seguramente ese nombre les suene más a una tienda de decoración...

Hila se avergüenza de sí mismo