jueves. 28.03.2024

Ha sido ésta una buena semana para el sector médico de las Islas. El Govern y el colectivo sanitario han firmado por fin las paces tras un invierno movido, con amenaza de huelga incluída. Al fin se reconocerá por parte de la administración autonómica la carrera profesional, una batalla que ha liderado durante este tiempo el sindicato médico Simebal, con Miguel Lázaro al frente.

'Para nosotros -explica el doctor- conseguir este reconocimiento era el Santo Grial, porque se trataba de una cuestión innegociable. Si se nos vuelve a engañar iremos a la confrontación. De momento, eso sí, debemos admitir el buen talante del equipo del IB Salut'.

¿Qué porcentaje de reclamaciones se han echo realidad?

No hemos conseguido todo lo que buscábamos, pero el resultado es satisfactorio. Debemos recordar que desde 2010, los médicos hemos puesto en la caja de la austeridad 27 millones de euros. Y eso contando sólo a los 1.300 que cobran carrera, porque otros mil hasta el momento no la han conseguido cobrar, pese a ser un derecho que existe en todo el Estado desde 2004.

Al margen de la carrera, otro de los temas que más debate ha generado en los últimos tiempos es la puesta en marcha de una Facultad de Medicina. ¿Cuál es la postura de Simebal respecto a este asunto?

Nosotros, teniendo en cuenta que es ahora o hasta dentro de diez años, apostamos por ponerla en marcha, porque además tenemos aulas en Son Espases, la UIB está a favor, y el Colegio de Médicos lo apoya. Se pueden generar sinergias con otras especialidades, y ello lo convierte en una oportunidad para crear algo más incluso que una Facultad de Medicina.

¿Hay solución para las crecientes listas de espera?

Aquí se atiende a todo el mundo, es una sanidad universal, y además existe un crecimiento demográfico innegable. Por ese motivo entendemos que sólo las peonadas (actividad de los médicos por la tarde) pueden dar salida a las listas de espera, porque aunque siempre existirán sí se deberían reducir. Las listas deben ser transparentes y estar bien gestionadas. Yo soy partidario de resolver también esas peonadas en conjunción con la sanidad privada, porque aquí en las Islas está muy desarrollada y se debe aprovechar eso. La confrontación pública-privada no tiene sentido.

Tendemos a culpar de todos los males a los gestores públicos, pero ¿no somos también corresponsables, al no acudir a las citas médicas programadas, o en cuestiones como el turismo sanitario?

Estoy de acuerdo. El turismo sanitario existe porque nuestra sanidad funciona bien y es muy barata, a cambio de los sueldos de los profesionales. Un médico inglés o francés se ríe de lo que ganamos aquí. Son sueldos bajos lo que hay en España.

¿Sería partidario del copago sanitario?

El 40% de la gente que va a Urgencias no debería ir, igual que muchos enfermos crónicos no tienen adherencia a sus medicamentos ni a un estilo de vida saludable. Hacer sostenible el sistema pasa inevitablemente por pagar impuestos. El problema es que los partidos políticos sólo piensan en los votos. En Alemania te cobran 25 euros si vas a Urgencias sin pasar por atención primaria. La verdad es que mucha gente que viene de fuera se sorprende de que aquí todo sea gratis.

¿Qué hacer con Son Dureta?

Es el hospital del futuro, más aún que Son Espases si se me permite. Debe rehabilitarse y convertirse en la referencia socio-sanitaria, ser el pivote que atienda a una población cada vez más mayor, a enfermos crónicos, con un área de salud mental, un hospital de día de enfermos neurológicos, e incluso un Centro de Atención Primaria para un área de Palma -Sa Taulera- que se ha desarrollado mucho en los últimos años. Además, nos permitiría también reducir las urgencias del resto de centros hospitalarios. Lo socio-sanitario y lo crónico debe ser atendido de una forma diferente a la que se ha hecho hasta ahora. El futuro, insisto, está en Son Dureta, que es un diamante en bruto. Pero sin cerrar por supuesto el Hospital Juan March, que es muy bueno.

Conseguido el acuerdo en la carrera profesional, ¿qué otros retos se plantean desde Simebal?

Una de las grandes asignaturas pendientes está en la salud mental, a la que no se han dedicado recursos en los últimos cuatro años. Además se debe potenciar la atención primaria, y dignificar su trabajo: una peonada del médico de cabecera se paga a 60 euros, frente a los 350 de los especialistas, sin ir más lejos. Nos quedan más cuestiones, como un plan de pensiones para los trabajadores del IB Salut, o evitar la jubilación forzosa de nuestro colectivo. Queda mucho trabajo por delante, muchos retos por asumir.

'Son Dureta es el hospital del futuro'