Hablar de bingo es hablar principalmente de ocio, y si pensamos en Palma, seguramente no se nos ocurran más de dos o tres nombres concretos de lugares de este tipo.
Lo cierto es que en los últimos años muchos de estos locales han ido cerrando y pocos han sobrevivido a la oleada de las nuevas tecnologías (redes sociales y televisión), que ofrecen los mismos servicios más un 'plus' en comparación con los bingos tradicionales.
Entre estos 'supervivientes' está el Bingo Menorca. Situado en pleno barrio de Santa Catalina —calle Dameto nº 6—, este bingo de tradición puramente familiar lleva 36 años siendo uno de los puntos de encuentro para jugadores de todas las edades, aunque, como nos reconoce su dueño, Toni Aloy: "cada vez nuestro público está más envejecido" porque "son, principalmente, los mismos clientes de cuando se abrió".
Ante las dificultades que han hecho que de 18 locales en Palma sólo sigan abiertos 4 están: la Ley del tabaco, la Ley del juego y el estancamiento en cuanto a vías de promoción tanto de los locales como del juego en sí. Además, hay que añadir la proliferación de otros juegos más en auge hoy en día como son el poker o las apuestas por Internet: "los programas de juego por TV son competencia desleal", comenta, con frustración.
Los cambios en la Ley de regulación del juego, que pasa de ser competencia a nivel nacional para pasar a serlo a nivel autonómico, unido a la Ley del tabaco, han sido cruciales para que cada vez estos locales sean menos concurridos. "La Ley del tabaco terminó de cargarse el sector".
Con el objetivo de resurgir, tienen pensado añadir diversos complementos al bingo tradicional para adaptarse a los nuevos tiempos, como es el caso del bingo electrónico o la creación de campañas de publicidad a través de redes sociales para atraer al público joven.
Para Aloy, los clientes habituales son como una gran familia, por lo que no quiere obviarlos; agradece su apoyo y fidelidad después de tantos años compartiendo buenos momentos.
