sábado. 20.04.2024

Pues la culpa de la situación del Mallorca tampoco era de Fernando Vázquez, como no lo fue (o no principalmente) de la más de media docena de entrenadores que han pasado antes que él por el banquillo de Son Moix (2-1).

Quizás sea todavía pronto para sacar conclusiones, pero lo cierto es que el efecto Olaizola no ha durado ni 45 minutos. El técnico vasco ha introducido cambios en el once y en su dibujo táctico, pero otra vez se ha estrellado contra la tozuda realidad de los bermellones, que será la misma que en las tres anteriores temporadas: luchar por evitar el descenso. Mucho deberán cambiar las cosas para que el guión sea distinto.

Este mediodía, el Mallorca no ha podido con un Almería que llegaba en posición de descenso a Segunda B, y que sale reforzado de su triunfo contra un rival directo. Un gol en la primera parte y otro más de penalti en la reanudación han bastado a los andaluces para condenar a un Mallorca en el que Dalmau ha sido la gran novedad, y en el que la presencia por fin de dos atacantes no ha dado los frutos deseados.

Sólo en la recta final del partido, un gol de Lekic ha servido para maquillar el resultado y crear alguna ilusión entre los más optimistas. La mayoría, en cambio, ya asumen la dura realidad a la que se enfrenta el Mallorca en lo que resta de Campeonato.

Aunque desde los despachos de Son Moix no son partidarios de reforzar demasiado el equipo en el mercado de invierno, quizás las tres últimas derrotas consecutivas, que han hundido a los bermellones en la tabla, les haga cambiar de opinión. No ya para poder luchar por el ascenso. Simplemente para evitar un descenso que empieza otra vez a amenazar.

La culpa tampoco era de Fernando Vázquez