jueves. 28.03.2024

Estos animales destruyen el 68% de los tejos inventarios

Un estudio de la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca ha puesto en relevancia que el 68 por ciento de los tejos inventarios de la Serra de Tramuntana son destruidos por las cabras salvajes.

Estos datos, según ha trasladado la Conselleria en una nota informativa, son "muy preocupantes" puesto que actualmente se han podido localizar 456 de los 579 catalogados en 2007.

De los diez núcleos conocidos, las disminuciones más acentuadas se han producido en el Massanella (de 103 en 61) y en la Mola de Planícia (De 145 en 119).

En cambio, en la Serra des Teixos y en el Galileu, las cifras se han incrementado (de 167 a 194), "pero estos resultados indican una exploración más esmerada en lugares poco accesibles que no habían sido revisados en el 2007", han señalado.

Desde el Govern han asegurado que el factor más importante de esta disminución es la depredación por las cabras salvajes, que amputan y destruyen dichos tejos impidiéndoles crecer normalmente.

En este sentido, solamente los tejos que crecen en acantilados, en puntos inaccesibles, no están afectados por los herbívoros.

Sin embargo, esta depredación sistemática resulta "curiosa", ya que el tejo es una planta tóxica. "Es posible que su rareza impida a las cabras ingerir una cantidad suficiente para no sufrir ningún efecto desfavorable o que las cabras tengan algún tipo de defensa", han comunicado.

Más del 15 por ciento de los tejos estudiados han perdido más del 50 por ciento de su copa por efecto de las cabras, y casi un 5 por ciento han muerto a causa de la depredación.

Los tejos mallorquines se caracterizan por ser ejemplares reducidos a una forma de arbusto diminuto, pulviniformes y refugiados por completo dentro de zarzaparrillas espinosas.

Por otra parte, los ejemplares que han sido protegidos con defensas físicas contra las cabras están recuperando su copa y características y casi quinientos ejemplares plantados por la Conselleria en lugares protegidos se desarrollan satisfactoriamente.

Las cabras salvajes, un serio problema para la Serra de Tramuntana