jueves. 28.03.2024
Imagen de archivo
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El juez Manuel Penalva ve una "clara y contrastada" organización criminal entre la Policía Local y el Grupo Cursach con el objetivo de "machacar" a la competencia.

Según señalan varios testigos, el directivo de Cursach, Bartolomé Sbert, era quien encargaba inspecciones para la competencia: "Daba órdenes a la policía diciéndoles dónde tenían que ir, era como una especie de 'sheriff' y hacía lo que le daba la gana", señala un testimonio recogido en el auto judicial.

Por otra parte, el otro directivo detenido, Antonio Bergas, antiguo policía, realizaba las gestiones oportunas para que la Policía no hiciese inspecciones en los locales del Grupo Cursach.

El auto describe una "clara y contrastada" organización criminal fruto de la simbiosis entre policías y empresarios, en la que existen "numerosos, variados e inconfesables" intereses negociales -como aires acondicionados, cámaras, limpiezas, seguros, seguridad, privada, tapicería...- y goce de prebendas -dinero, sexo, consumiciones, comidas- por parte de agentes de la policía local en Palma, Playa de Palma y Calviá.

En concreto, algunos agentes obtenían trabajos y encargos al margen de su actividad como policías a cambio de favores. Por ejemplo, un empresario declara que ante la "insistencia de los policías" y sufriendo inspecciones y presencia policial que afectaba a la clientela, "no le quedó más remedio" que acceder a que uno de los agentes le tapizara 50 taburetes a un precio desorbitado.

Además, los agentes también se hacían cargo de la seguridad de diferentes establecimientos como Titos, Pachá o MegaPark, un trabajo que según varios testigos también realizan policías nacionales y guardias civiles.

Uno de los policías cuya declaración cita el juez aseguró que tenía información de que "se deja entrar gratis en locales de Calviá a determinados agentes de la Guardia Civil".

El auto también recoge un testimonio indicando que también se agasajó a agentes con fiestas privadas en las que había cocaína, alcohol y mujeres.

"Ahora vendré con un policía, haz como que no me conoces"

En este sentido, gracias a ello los negocios de Cursach disfrutarían de no sometimiento a inspecciones o en todo caso, de inspecciones "light" y preavisadas, además de que las sanciones y denuncias "se hacían desaparecer"; mientras que para la competencia ordenaban inspecciones viciadas e "injustificadas" y acoso.

"Ahora vendré con un policía, haz como que no me conoces", es el aviso que recibió un antiguo responsable de una discoteca del Grupo Cursach siendo preavisado de una inspección.

Ello les daba "carta blanca" para infringir los horarios de cierre, volumen de la música, aforos, o permitir fumar en el interior de salas interiores. Según un testigo, si se producía una pelea, se pagaba a los clientes agredidos para que no denunciasen.

De hecho, un testigo señala que era "vox populi" que la competencia de los locales de Cursach era "machacada" a base de inspecciones con el fin de que "no levantaran cabeza". Según el auto, era el directivo Bartolomé Sbert quien se "permitía" dar órdenes a los agentes para que acudieran a locales de competencia.

Según el auto, el nivel de estos presuntos cohechos llegó al extremo de que uno de los agentes pasó a cobrar directamente un salario fijo del Grupo Cursach.

Sólo un 8% de las actas contra Cursach generaban sanción

Un informe recogido en el auto revela que solamente un 12,50% de las actas sancionadoras levantadas contra el Grupo Cursach se tramitaban policialmente, frente al 57%, 61% o 100% que afecta a otras empresas de la competencia; además, de éstas, sólo un 8% generaban expedientes sancionadores para Cursach.

También indica que el año 2016, coincidiendo con el levantamiento parcial del secreto de la causa, la cantidad de las sanciones aumentó notablemente (de 6.452 euros en 2014 y 17.702 euros en 2015 a 184.282 euros en 2016).

El auto también recoge la "facilidad" para obtener licencias a cambio de favores, o las irregularidades en la seguridad o en reformas estructurales en varias discotecas del grupo.

El juez ve una clara ‘pseudomafia’ entre Policía y Grupo Cursach