jueves. 28.03.2024

Joan Morro dirige Drones Mallorca desde 2014. Es piloto de helicóptero y su empresa es la pionera en estos trabajos aéreos. Puede impartir su formación como sede en las islas del Centro Aeronáutico de Formación de Pilotos, conforme a la Normativa Europea EASA-FCL y aprobado por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) como E-ATO-166. Este el primer Centro de Formación Aeronáutico creado en el País Vasco dedicado a la formación de Pilotos Profesionales de Avión y Técnicos de Mantenimiento de Aeronaves. Y esa es la Escuela de referencia en Mallorca.

Aunque se use de manera recreativa, un dron no es un juguete y hay que tener en cuenta una serie de riesgos. Pero no es una moda, “es algo que viene para quedarse”, dice Morro.

170317 curso pilotos drones uib“Los drones abren un campo nuevo a la fotografía y al vídeo que resulta imposible con otro tipo de vuelo, porque pueden controlarse la evolución de los cultivos en los campos, las plantaciones, las fumigaciones y las plagas, eso como ejemplo”, dice.

Este fin de semana termina el primer curso de pilotos de Drones que se ha impartido con la colaboración de la UIB y asociado a un certificado oficial, con la presencia de 10 alumnos, trabajadores en Medio Ambiente, interesados en aviación no tripulada y otros sectores.

“También impartimos cursos on-line desde hace un año, cursos de 60 horas con presencia de dos días para exámenes, uno teórico y otro práctico de cinco horas. Y hacemos cursos adaptados a las necesidades de las empresas que pueden ser incluso a coste cero. Hay diferentes licencias, una básica y otra avanzada”, explica Joan Morro.

170317 dronesRespecto a la normativa, Morro aclara que hay una ley, la 8/2014, que expone las medidas de control, su artículo 50 las enumera, pero son muy poco concretas, es una legislación apresurada, muy restrictiva y muy poco definida”.

No se vuela ‘sin más’

El especialista recalca que no se pueden volar drones ni sobre aglomeraciones de personas ni sobre conjuntos de edificios, urbanizaciones o pueblos (una playa, un evento deportivo o un concierto de música), ni se puede interferir en el espacio aéreo público (delimitado por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, AESA), y tampoco en espacios aéreos controlados, por ejemplo cerca del aeropuerto.

De hecho, hay un radio de ocho kilómetros alrededor de los aeropuertos, que precisan un permiso especial, “pero tampoco puedes volar drones en zonas como Llucmajor o Sineu, porque te arriesgas a una multa de entre 90.000 y 225.000 euros. Para vuelos no recreativos debes tener seguro y licencia, pero un vuelo recreativo no te exime de las restricciones existentes”.

Ni se puede volar de noche por lucecitas que lleve el dron, ni se puede volar, por ejemplo, en toda la zona de Son Bonet y hasta la UIB. Sí se puede volar, por ejemplo, en Campanet”. Pero no en zonas donde se realicen actividades con otras aeronaves a baja altura, áreas de parapente, paracaidismo… o cerca de parques naturales.

Nada de ‘colgar’ imágenes

Morro expone que hay restricciones para vuelos fotográficos y un derecho a la intimidad que no se puede vulnerar, “y las imágenes captadas, aunque sean en modo recreativo y no haya ánimo de lucro, no pueden colgarse en redes ni en una web. Los campos autorizados son los mismos que los de vuelo con radio control, por lo que siempre hay que buscar los límites”.

vuelo de dronesEl uso seguro

Una forma segura de operar y aprender a usar un dron es estando federado y pilotar en un campo de aeromodelismo homologado. Hoy en día, un dron con cámara de fotos puede llevar a cabo tareas de supervisión de cultivos, cartografiar terrenos e infraestructuras, captar fugas térmicas de edificios, ofrecer imágenes de incendios, control de fronteras, grabar vídeos de eventos... las propuestas más novedosas trabajan en su empleo para llevar desfibriladores a cualquier punto de una ciudad de manera rápida, entregar paquetes, ofrecer soporte de conexión a Internet mediante repetidores WiFI e incluso se trabaja en coches con dron incorporado que supervisarían lo que ocurre más allá de nuestra ruta para evitar posibles accidentes.

Si lo que tenemos es un pequeño dron, ligero y barato, el uso que le daremos será lúdico y, por tanto, no hará falta obtener ningún certificado para manejarlo ni ningún seguro. En este caso, se mantienen las prohibiciones de vuelo en los espacios restringidos ya mencionados, pero sí podremos volarlo en zonas despobladas, el interior de nuestra casa, una finca particular o en espacios adecuados para el aeromodelismo. La AESA recomienda tenerlo siempre a la vista y no superar los 120 metros de altura, saber volar con seguridad y advierte que los daños que cause el aparato son responsabilidad de quien lo maneja.

Origen militar

A pesar de que los drones son ‘casi nuevos’, su origen está en la Segunda Guerra Mundial, cuando fueron empleados como señuelos para el entrenamiento de los artilleros antiaéreos.

dron en vueloDesde entonces, su uso ha estado muy vinculado al ámbito militar. Se han utilizado en labores de reconocimiento o de bombardeo de emplazamientos. Y Trump acaba de autorizar su uso para nada bueno.

No ha sido hasta hace poco cuando se han empezado a descubrir diferentes utilidades de estos aparatos voladores, más allá de las bélicas o las relacionadas con el ocio.

Con todo, a la normativa de 2014 hay que sumarle lo que estipulan la Real Federación Aeronáutica Española, las Federaciones Deportivas Aeronáuticas, las comunidades autónomas y las ordenanzas de cada municipio, que pueden restringir el uso de drones en determinados lugares y momentos como hizo, por ejemplo, el Ayuntamiento de Pamplona, que prohibió el uso de estos aparatos durante Sanfermines.

Drones: No son juguetes, y vienen para quedarse