viernes. 19.04.2024

Es el día más triste para el mallorquinismo. Es el adiós, tras 36 años, al fútbol profesional. Es el último partido en la LFP. Sin nada en juego. Pero esta tarde, los seguidores del Mallorca querrán decir su última palabra.

La indignación de los aficionados va mucho más allá de un descenso trabajado a pulso desde el césped y los despachos. La masa social no perdona el clamoroso silencio de Molango durante las últimas jornadas, y más aún tras consumarse la catástrofe en Anduva. Y tampoco olvidan la actitud lamentable de unos futbolistas que contra el Mirandés llegaron a ponerse con 2-0 en contra ante un equipo ya descendido y que quitó la pierna en varias fases del encuentro.

La infamia cometida por una plantilla patética y un CEO inútil será hoy juzgada por unos seguidores que acudirán a Son Moix a pesar de que no haya nada en juego. Al menos sobre el césped. Porque en la grada se va a jugar otro partido, y la lonja presidencial promete ser blanco de la ira de quienes ocupen sus asientos en el partido del adiós.

De momento, el Iberostar Estadio ha amanecido esta mañana con dos monigotes colgados, simulando un ahorcamiento de futbolistas bermellones. Una acción que viene a representar a la perfección cuál es el espíritu que existe en el entorno mallorquinista, y que podrá comprobar de primera mano Maheta Molango tras protagonizar el martes una rueda de prensa decepcionante.

Quien abandonará previsiblemente la nave mallorquinista el director deportivo Javi Recio, a quien Jordi Lardín quiere recuperar para el Espanyol como secretario técnico.

El Mallorca-Getafe de esta tarde (20.30) no es un partido más. Y desde luego que aquél vergonzoso descenso de Primera a Segunda entre aplausos de muchos seguidores, no se repetirá. Esta vez, los culpables serán señalados por una afición que no perdona un descenso histórico.

El día de la furia mallorquinista