No es una broma. Las pretensiones de Arran van más allá de actos vandálicos por las ciudades más turísticas del mediterráneo. Encantados de haberse conocido, sobre todo al haber conseguido que varios medios internacionales se hicieran eco de sus jugarretas contra los turistas de Barcelona y Palma, los integrantes de esta organización de la izquierda independentista quieren, ahora, expropiar las principales empresas y activos turísticos del país con el objetivo de "poner los beneficios económicos que generan al servicio de toda la población".
Unos beneficios que, por otra parte, boicotean sin cesar mediante actos que no hacen más que colaborar en deteriorar la imagen de las ciudades en las que actúan. Aunque, matizan que sus actos, son como consecuencia de que el sistema turístico español "responde a un modelo capitalista que está concentrando los beneficios en muy pocas manos y provocando la destrucción de nuestro territorio".
La mejora de las condiciones salariales de los trabajadores del sector y la sobreexplotación de los recursos de Balears no es cuestionable. Sin embargo, las formas mediante las que se reivindican, no son las adecuadas. ¿O es que todo vale?.
