jueves. 28.03.2024

Enamorado al mundo de la hostelería. El que nunca deja de sonreír y te recibe con los brazos abiertos cuando entras en su restaurante. El que ha dedicado prácticamente toda su vida al mundo de la restauración. Aquél que ha pasado más tiempo detrás de una barra que en el sofá de su propia casa. Un auténtico empresario. Él es Francisco Noguera Galán (Palma, 19/12/1974), más conocido como Paco. No conoce otra filosofía que no sea 'trabajo, constancia y hacer lo que te gusta' y por ello, decidió abrir el 'Burguer Doze' en Llucmajor, después de haber recorrido media Mallorca y media España trabajando en diferentes restaurantes. El 'Doze' se trata de un local ubicado en la Ronda de Migjorn 68, donde se pueden degustar hamburguesas gourmet, sándwiches, ensaladas, etc. Pero para él nunca es suficiente y poco a poco ha ido abriéndose camino hasta llegar al Paseo Marítimo de Palma, donde se encuentra el espacio gastronómico 'Mercat 1930 Palma Fresh Market', que actualmente ya cuenta con un stand del 'Burger Doze'.

Juanmi Mas: Empezaste a dedicarte al mundo de la restauración desde niño. ¿A qué edad exactamente?

Paco Noguera: Nací literalmente en el bar de mis padres, que en aquel entonces se llamaba 'Café Victoria', en la calle Aragón. Concretamente, empecé a hacer cafés con 9 años encima de una caja de coca-cola para poder llegar a la máquina. Recuerdo que mi madre pelaba patatas y limpiaba caracoles y yo jugaba por allí. Para mí era algo normal ayudar en el bar familiar, porque no era una obligación. Pasaron unos años y cerramos el "café victoria para ir a El Toro a otro bar, siempre con mi padre. De hecho, trabajé para y con mi padre hasta los 16 años.

J.M.: ¿En qué momento decidiste dedicarte a este mundo?

P.N.: En el momento que salí del colegio decidí que me tenía que dedicar al mundo de la restauración. De hecho, estando en el colegio, por las tardes estaba poniendo combinados en el bar familiar mientras mi padre jugaba al dominó. Empecé muy temprano. Salí con EGB, luego estudié varios meses la Formación Profesional (FP) de hostelería, pero lo dejé porque me puse a trabajar. El problema que veía es que yo ya había aprendido en el bar de mis padres y los cursos no me servían de nada.

J.M.: ¿Y en qué momento coges el toro por los cuernos?

P.N:Cuando empecé a trabajar en BCM, en Magaluf. Durante un verano trabajé ahí y en el bar de mis padres al mismo tiempo, porque mi padre enfermó y tenía que echar una mano en el negocio familiar. En BCM estuve 4 veranos y en invierno solo iba los fines de semana. También jugaba al fútbol. Salía de trabajar a las 6.30 de la mañana y a las 9 tenía partido. Jugué con el Baleares, el Playas de Calvià y el Santa Ponsa. Pero al final era o el fútbol o el trabajo, porque me pasaba días sin dormir. Sí. Ahí me vi con más responsabilidades para trabajar y fue cuando me fui a trabajar a 'El Diablito'.

J.M.: Aparte de Mallorca, ¿Has trabajado en otras ciudades?

P.N.: En la península estuve casi 15 años trabajando para una franquicia, concretamente en Valencia, Málaga, Barcelona, Cádiz, etc., siempre con 'El Diablito'. Pero donde más años trabajé fue en Madrid, que estuve 9 años.

J.M.: ¿Y dónde surgió la idea de montar un restaurante con el nombre de "Doze"?

P.N.: Surgió en Madrid, pero en aquel entonces se llamaba el 'Onze'. Después de abrir 5 restaurantes 'Diablito' en Madrid, ya sabía que estaba preparado para abrir mi propio negocio. Entonces, dejé ese trabajo y un amigo y yo abrimos el 'Onze' en Malasaña durante 3 años.

J.M.: ¿Y por qué una hamburguesería?

P.N: Porque en Llucmajor no hay nada. Mi equipo y yo hicimos un estudio de mercado y vimos que este pueblo necesitaba un restaurante con este concepto. Dentro de las posibilidades que el bar tenía, decidimos abrir una hamburguesería.

J.M.: ¿Crees que el problema de los empresarios es que tientan mucho a la suerte al abrir un local nuevo?

P.N.: Yo creo que los clientes juegan con el factor sorpresa de la hamburguesa. Lo difícil es que el cliente entre, pero una vez ha entrado se le presentan las hamburguesas que ofrecemos. Siempre con una sonrisa. Y si a esos factores le sumas servicio, calidad y precio. No hay más factores que valgan.

J.M.: A la hora de escoger el personal que trabaja contigo eres firme con tu filosofía. ¿Cómo eres tú como jefe?

P.N.: Yo no soy jefe, soy líder. Los trabajadores tienen que ir detrás conmigo. Voy con ellos de la mano y les enseño a sonreír porque al final todo depende de sonreír, no hay más. Yo les intento inculcar que sonriendo no hay problemas. Por ejemplo, la carne puede estar más o menos cruda pero yo les digo que pidiendo disculpas, sonriendo y gestionado bien la situación normalmente no hay ningún tipo de problema con los clientes. Entonces yo solo les pido que saluden y que sonrían

J.M.: ¿De dónde proviene toda la carne que ofrecéis?

P.N.: Sólo tenemos un proveedor que es de Llucmajor y él me consigue toda la carne que necesito. Él se mueve con proveedores de Madrid, Barcelona, Estados Unidos, etc. Luego él me la trae y yo le busco un sabor. Normalmente me apoyo en amigos cocineros que me dicen qué acompañamientos puede tener la hamburguesa o, simplemente, busco en Internet. Y antes de ponerla en la carta siempre la pruebo yo primero para saber si está buena y si finalmente se puede ofrecer a los clientes.

J.M.: ¿Tenéis productos sin gluten?

P.N.: Sí. El 80% de nuestros productos son sin gluten. También tenemos comida para veganos y vegetarianos. Puede venir cualquier tipo de persona con cualquier alergia, porque tenemos una gran gama de productos.

J.M.: ¿De qué te gustaría hacer una hamburguesa que todavía no has hecho?

De carne de guayo, que es como una ternera australiana. Es una carne muy cara y no puedo cobrar 12€ por una hamburguesa. Tengo claro que mi límite es 9€ para que la gente no pueda tener la excusa de decir que una hamburguesa es cara. Con postre y café, por persona se pueden gastar unos 12€ en total.

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Burger Doze. Un sabroso trozo de Norteamérica en Llucmajor