jueves. 28.03.2024
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La seguridad de discotecas y locales de ocio no debe dejarse en manos de matones de barrio o de inconscientes ya que las consecuencias de sus actos suelen ser extremadamente graves. No es extraño que cada dos por tres porteros o vigilantes de locales de ocio se extralimiten en sus funciones con los clientes llegando a los extremos de denuncias por palizas o violencia, algunas de ellas culminando en daños físicos irreparables. Desde Alternativa Sindical Sindicato Profesional de Trabajadores de la Seguridad Privada se advierte contra el altísimo intrusismo existente en este sector que observa que la falta de inspecciones ante la escasez de funcionarios genera una masiva presencia de personas no preparadas para ejercer la función de agentes de seguridad.

Alberto García, Coordinador de Comunicación del Sindicato Alternativa Sindical Trabajadores de Seguridad Privada explica que “los servicios de seguridad, sean éstos destinados a un cliente particular o a locales públicos, siempre han de ser subcontratados a través de empresas de seguridad privadas y estos contratos deben darse de alta a través de la Dirección General de la Policía. Por ejemplo, si el dueño de una discoteca de Magaluf quiere contratar los servicios de seguridad privada de una empresa, el contrato ha de darse de alta en la Dirección General de la Policía. En el caso concreto de Mallorca, es la Brigada Provincial de Seguridad Privada quien se encarga de supervisar y controlar todos los servicios”.

Estos son los pasos que, en teoría deben cumplirse, pero que en la práctica se obvian ya que el intrusismo dentro de este sector es notable y muy complejo de cuantificar. En este punto, Alberto García subraya que “intrusismo en las salas de ocio, por desgracia, hay a espuertas ya que suele pasar que un determinado empresario contrate a cuatro gorilas de gimnasio y los coloque en las puertas de entrada sin el menor problema y sin que estas personas tengan los mínimos conocimientos sobre seguridad privada. Esta actuación es taxativamente ilegal ya que las funciones de seguridad privada deben efectuarse siempre con personal especializado”.

La única forma de atajar el intrusismo en este sector y en otros es mediante la imposición de multas “ya que éstas son muy altas e incluso pueden llevar al cierre del local”. No obstante, hecha la ley, hecha la trampa pues, según relata Alberto García “cuando llega la época estival muchas personas realizan funciones de agentes de seguridad privada sin tener que hacerlo y este problema existe porque, por desgracia, la administración no dispone de suficientes funcionarios policiales para poder realizar las funciones de inspección en locales de ocio. Por ello, la única solución está en reforzar la plantilla de funcionarios policiales adscritos a la Brigada de Seguridad Privada”.

Alberto García concluye señalando que “hoy en día cada uno hace lo que le da la gana. Si yo soy empresario y tengo varios locales de ocio, contrato a varios “mazas” de gimnasio para la temporada y aquí no pasa nada. Los sindicatos llevamos años denunciando el intrusismo en el sector de la seguridad privada, intrusismo que se da sobre todo en las zonas turísticas y en especial en los dos archipiélagos”.

Denuncian el alto número de porteros ilegales que trabajan como agentes de seguridad