jueves. 28.03.2024

Miguel Ángel Hernández es un padre preocupado porque sus niños crecen. Van entrando en la adolescencia, visceral y hormonada, y salen de casa. Prefieren a los amigos, se quieren alejar de las actividades familiares, dependen de los mensajitos y las fotos en redes sociales… Normal. Se están buscando a sí mismos, como hemos hecho todos, aunque parezca (sea) una vuelta al blanco y negro.

Pero Miguel Ángel no se resigna, así que ha decidido implicarlos, implicándose, en un proyecto que aúna padres, pandilla y literatura, arte y comunicación, cultura y diversión.

¿Que es Poétiko?

No se trata de pintar corazones en la puerta del baño del ‘insti’, ni de escribir en el asfalto quien ama a quien ni como se apellida la mujer del zorro. No es poner tu ‘nick’ con spray en la puerta metálica de la frutería. Es algo mucho más ‘Poétiko’.

“Inspirados en ‘Acción Poética’, una corriente de poesía callejera contagiada a más de 30 países y en boga desde hace dos décadas, pretendemos una marea de personas que defienda también que “Sin poesía no hay ciudad”, porque es así”, explica Miguel Ángel.

“Se llama Poétiko. Es un proyecto que busca despertar el interés en jóvenes (o no tan jóvenes) por la literatura y la palabra escrita, solamente a través de mensajes. Es la manera de plantearles retos, de envolverlos en iniciativas que, realmente, pueden hacer de ellos mejores personas, cuenta.

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“Sonríe, yo invito”

Un máximo (flexible, como debe ser todo en esta vida) de ocho palabras, letras negras sobre fondo blanco, mensaje que sale de la botella y toma la pared… Pueden ser lemas originales, propios o ajenos, letras de canciones, frases de libros, versos al vuelo…

La primera experiencia, aprovechando el final de las vacaciones, resultó un verdadero caramelo. Todos los implicados aportaron algo, y el resultado ha sido una pared divertida y un vídeo muy profesional. Ahora la intención es extender este proyecto lo más posible, para repetir la experiencia y conseguir que nadie se quede sin palabras.

“No sabía qué ponerme, y me puse feliz!”

Ahora Poétiko “se convierte en opción para nuestras calles y nuestros centros educativos, una opción capaz de generar actividades culturales como concursos de micro poesía, talleres y pintadas (¡autorizadas!) en superficies blancas, paredes y muros con letras negras y frases o versos cortos que hagan de la ciudad un entorno acogedor”, dice.

“De este lado no hay monstruos”

“Reflexionar en esta época es una actividad extraña. La velocidad que lleva la vida, la inmediatez de la información y la omnipresencia de las redes sociales, han provocado que el análisis, poco a poco, vaya quedando de lado, como si ya no fuera necesario”, explica Miguel Ángel. “Cuidado con los miedos, roban sueños”

Así que vale la pena detenerse a leer, preguntarse, recordar y actuar, porque a fin de cuentas, de eso trata la literatura y también las artes en general.

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“Seamos realistas y hagamos lo imposible”

Buscar muros tapiados con un cemento terriblemente triste y reconvertirlos en la máxima esencia con la mínima expresión es una idea que funciona. Ya son muchos los centros escolares y de ocio infantil y juvenil que permiten que sus usuarios ‘decoren’ las estructuras con murales. Esto es un paso más.

“Además de a la imagen, está bien que les demos la oportunidad a la palabra, sea propia o de otro, de canciones o de libros, que los empuje a leer, a escuchar, a escribir y a crear. Todo me parece más educativo que los botellones en la playa, las carreras de motos en los polígonos industriales o las pastillas en la discoteca”, explica. “Estamos a nada de serlo todo… o nada”

Tú también puedes ser Poétiko. “Hasta la próxima mirada”.

“Eso sí se dice, sí se toca, sí se hace”