jueves. 28.03.2024

Los atentados terroristas en Barcelona y Cambrils ejecutados por jóvenes  de ascendencia magrebí, han puesto sobre el tapete la necesidad de potenciar los mecanismos educativos para que los jóvenes se integren socialmente, mediante  el desarrollo de políticas educativas que apelen a los valores sociales, el compañerismo y de respeto a la diversidad. Con ello se evitaría la radicalización de jóvenes  que logran adaptarse al entorno social y cultural y terminan siendo captados por organizaciones para, finalmente, cometer actos terroristas.

La Conselleria de Educació ha eludido  pronunciarse sobre este asunto al entender que el desarrollo de este tipo de programas educativos para fomentar la diversidad deben ser articulados a través de Conselleria  d’Hisenda i Administracions Públiques, medidas que después se serían asumidas por la Conselleria d’Educació.

Fuentes de la Conselleria d’Hisenda y Administracions Públiques han explicado que son los policías tutores, en conjunción con profesores, los que se ocupan en cada municipio de detectar y tratar situaciones  como el bullying escolar, delincuencia, drogas y otros temas  en los que están inmersos algunos jóvenes.  Estos proyectos son programas de acompañamiento de la Policía Local de proximidad a través del Policía Tutor y dentro de los mismos es posible detectar los progresivos abandonos  escolares por parte de los alumnos que pueden llegar a concluir en procesos de radicalización.

Según las mismas fuentes, el principal problema no es el radicalismo en sí sino el absentismo escolar, especialmente en jóvenes de procedencia  magrebí, sobre todo en municipios como Palma y Sa Pobla. Estos jóvenes que abandonan los estudios, terminan convirtiéndose en “ninis”, es decir, ni estudian ni trabajan, lo que les lleva a pasar mucho tiempo en la calle y es allí donde los radicales encuentra el terreno abonado para introducirles sus ideas.

Los imanes deben ayudar

Por su parte, el Secretario General del Sindicat d’Ensanyament de les Illes Balears (STEI), Biel Caldentey,  indicó  este respecto que quien realmente debería tomar medidas  sobre la educación y detección de posibles  actitudes radicales de jóvenes y de imanes “debería ser la propia comunidad musulmana en directa colaboración con las autoridades españolas. Se supone que ellos también deben ser autocríticos”.

Caldentey recordó que los autores de los atentados de Barcelona y Cambrils, aunque  eran jóvenes  “ya no se  encontraban en edad escolar, a lo que hay que sumar que esta radicalización se produjo en un periodo de tiempo muy corto”.

El representante sindical añadió que “evidentemente, en los colegios se dan pautas de comportamiento, convivencia cívica y de relaciones entre distintos alumnos  y diferentes grupos. Estigmatizar  a los niños musulmanes es y sería un error. Los valores transversales que propugnamos  tienden sobre todo a instruir y si el aula es diversa, ya se afronta directamente la convivencia”.

Por último, Caldentey destaca que “lamentablemente existe una simplificación de todos los problemas. Las escuelas tienen sus responsabilidades pero no hay que cargar todos los problemas sobre ellas. A veces, da la sensación de que las escuelas son las responsable de todos los males sociales”.

El abandono escolar como fuente de radicalización de jóvenes futuros terroristas