martes. 19.03.2024
No es la primera vez que la residencia la Bonanova registra un brote de sarna
No es la primera vez que la residencia la Bonanova registra un brote de sarna

Puertas afuera, la residencia de la Bonanova podría parecer un lugar hecho para disfrutar del paisaje y la tranquilidad, pero lo primero que nos encontramos al cruzar la barrera es un obstáculo anti-ancianos o anti-mayores porque para acceder al edificio hay que andar pendiente abajo un buen trecho. Un camino que luego hay que desandar si quieres salir de la residencia, pero cuesta arriba, y este ejercicio es difícil que lo puedan hacer personas mayores de 70 años.

Un edificio, por tanto, que con los estándares de operatividad de hoy día tendría más de un problema, tanto por sus dimensiones como por el lugar dónde decidieron levantarlo, una gran hondonada, difícil de asumir cuando los años te pesan tanto como los huesos.

Sin embargo y 36 años después de su construcción llevada a cabo por el antiguo Inserso, la Bonanova alberga 450 residentes, aunque hubo épocas en las que se llegó hasta los 540 usuarios, de los 550 de su capacidad total.

Una barbaridad desde cualquier punto de vista con la que tiene que lidiar su director Toni Cantallops que asegura que "se está reduciendo el número de usuarios" y que hoy día "es impensable levantar edificios como éste porque la calidad no va por ahí". Y como ejemplo pone la residencia de Felanitx que tiene 200 residentes como máximo.

Admite que de estas dimensiones ya no existen, pero que en aquella época se construyeron 4 parecidas a la de Palma en toda España.

Y toda esta antesala es para llegar de nuevo al problema que ha colocado estas últimas semanas a la Bonanova en un lugar de preocupación y preguntas a causa del brote de sarna que contagió a 6 usuarios y 2 trabajadores.

¿Hay suficiente higiene?

La sarna no va unida a la falta de limpieza. Es de difícil prevención. No obstante, además de la limpieza eficaz de la ropa, se ha hecho la pertinente cuarentena tanto de personas como de espacios.

¿Han recibido muchas quejas de los familiares?

No, no ha habido quejas. Yo tranquilizaría a los familiares y les diría que se están aplicando los protocolos que se activan en estos casos

¿Y qué tiene que decir a aquellos familiares que denuncian la falta de limpieza y de higiene a las personas con distintas discapacidades, que no se pueden valer por sí mismas y que necesitan llevar por ejemplo pañales y pasan horas sin que nadie les cambie?..., que a veces las estancias huelen a pís.

Con tantos residentes es normal que haya un porcentaje que piense que esto está sucio porque las sensibilidades son distintas.

Cantallops obvia pronunciarse sobre las fotografías que han llegado a diferentes medios de comunicación poniendo en tela de juicio tanto la limpieza del edificio como la higiene de los más mayores que necesitan ayuda asistida. Afirma, sin embargo que "yo tengo que respetar lo que sale en los medios de comunicación y lo que se piense sobre el servicio que damos".

El hecho es que a día de hoy todavía se desconoce, al menos oficialmente, la causa del brote de sarna. En un principio se habló de que la había traído el familiar de algún residente, pero también se ha puesto sobre la mesa que podría proceder de las colonias de gatos. En estos momentos hay 3 colonias, entre 30 o 40 gatos en total.

¿Qué hay de cierto en todo esto?

Es posible, pero muy difícil. Los animales les hacen mucho bien a los mayores. Juegan mucho con ellos y como están en un sitio abierto pues pululan a sus anchas, aunque la intención es reducirlos a una colonia, con un máximo de 10-15 gatos.

Probarán, por tanto con este nuevo protocolo de actuación que están diseñando junto a los técnicos municipales del Ajuntament de Palma.

Tanto familiares como trabajadores se han quejado de que falta de personal. En estos momentos la plantilla la integran 350 trabajadores, pero no todos se dedican a la atención sanitaria.

¿Es suficiente la ratio usuario-sanitario que tiene esta residencia?

Es suficiente y cumple con las normas de ratio establecidas, aunque he de admitir que puede haber problemas cuando hay que hacer sustituciones, pero se intenta solventar con rapidez.

Pero los residentes hablan, también los familiares, los vecinos del barrio, de los bares y de las farmacias. Unos se quejan de que "como pago menos que mi compañera de habitación y ella paga más, le permiten hacer cosas que a mí me molestan". O el caso de otro usuario que prefiere callarse porque luego "pasa lo que pasa", aunque se refería más a la gestión de la anterior directora.

Otros se quejan de la comida y de que cuando están en el comedor con los residentes con discapacidad ven cómo "la sanitaria que está dando de comer a uno y le limpia la boca, al mismo tiempo le da a otro las pastillas" y no han visto que "llevara guantes.

Del problema de la limpieza, otro residente que puede valerse por sí mismo se quejaba de que el lugar común de duchas que él está obligado a utilizar porque no dispone de baño en la habitación, no está lo suficientemente "adecentado".

También se quejan de que se han "racionado" los pañales y que cuando los necesitas los tienes que pedir, pero claro "cuando mi madre va a pedirlo pues a lo mejor ya es un poco tarde, por lo que sería conveniente que les dejaran en el armario alguno de repuesto para que por la noche no tengan que andar preocupada por si lo necesitará o no".

De todos los que han querido opinar o sus familiares, hubo también quienes asumen estoicamente su situación, una anciana de 90 años y un anciano de 92 años,  y no tienen quejas gruesas de las que hablar.

Pero en el exterior ven, observan y comentan. Y afirman que el perfil del usuario ha cambiado notablemente y que lo notan en que en pleno invierno "los ves salir sin calcetines y con sandalias". "Nos dicen los trabajadores que les dan ropa, pero que no saben qué hacen con ella". "Los trabajadores se desviven porque en Navidad cuando nadie viene a estar con ellos ves cómo se disfrazan y les hacen pasar un rato agradable. Hay familiares que no han venido en 6 años. Hay de todo, pero hay casos muy duros".

Uno de estos vecinos informa a mallorcaconfidencial.com que hace un año, más o menos, hubo una epidemia de piojos, circunstancia por la que preguntamos a Toni Cantallops que no confirmó este extremo porque él no estaba entonces al frente de la Bonanova, pero que inmediatamente le restó importancia evidenciando que también hay epidemias de piojos en los colegios, en todo tipo de colegios y nadie dice nada.

El hecho es que entre algunos trabajadores hay cierta prevención tras el brote de sarna y han roto totalmente su rutina saliendo fuera del recinto para tomarse un café, o comer un menú, cuando antes lo hacían en la cafetería de la residencia.

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