jueves. 28.03.2024
Imagen de archivo del tráfico en Palma.
El tráfico en Palma

El  caos circulatorio existente en Palma no solo es privativo de los miles de vehículos que cada día colapsan las principales arterias de entrada  a Ciutat. La política del Ajuntament de Palma de primar a los peatones frente al tráfico rodado ha generado que se hayan modificado drásticamente las frecuencias semafóricas de numerosos semáforos de la ciudad, en especial los de las Avenidas y el Paseo Marítimo, lo que ha incrementado los ruidos, la contaminación y la fluidez del tráfico.

La  postura de Cort de primar a los peatones sobre los vehículos, según han señalado en la oposición municipal,  tendría sentido si ello no conllevase saltarse a la torera algunas normativas fundamentales.

En este punto, aumentar la frecuencia semafórica  obligando a los vehículos a permanecer más tiempo parado en un semáforo para facilitar el paso a los peatones conlleva que con el vehículo la intensidad del ruido cada vez que acelera. Curiosamente, uno de los caballos de batalla del consistorio palmesano es el de aplicar medidas que  eviten  en la medida de lo posible la alta contaminación acústica existente en Palma debido a la intensidad del tráfico rodado.

Esta situación también infiere directamente sobre los altos niveles de polución que presenta la ciudad. Cuando un vehículo se ve obligado a frenar, arrancar y volver a frenar en cortos espacios de tiempo, aumentan considerablemente las emisiones de CO2 a la atmósfera, lo que también va en contraposición con las medidas municipales para luchar contra el efecto invernadero.

Por último, la reducción de las frecuencias semafóricas redunda directamente en la fluidez del tráfico rodado en zonas especialmente como son las Avenidas y el Paseo Marítimo.

Estos razonamientos no son suficientes para que Mobilitat de Cort haya decidido reducir estas frecuencias para dar mayor protagonismo a los peatones.

Cort reduce las frecuencias semafóricas para primar el paso de peatones