jueves. 28.03.2024

Martes 27 de marzo de 2018. Última sesión parlamentaria para el hasta ahora co-portavoz de MÉS per Mallorca, David Abril.

El excoordinador de Esquerra Unida de Balears y desde su escisión y fundación de MÉS, parte importante de la formación soberanista, dice adios a todo, a la Cámara balear y a la formación que ayudó a crear con los restos de varios partidos y la predominancia de los nacionalistas del PSM que finalmente han sido los que le han hecho pasar más de un mal trago durante esta legislatura.

Empezaron casi arransando y achicando incluso a un PSIB que veía cómo soberanistas y podemitas hacían migas y comentaban sotto voce que iban a dar el sorpaso a los socialistas de Francina Armengol.

Pero las cosas se empezaron a torcer, tanto en los círculos morados como entre los soberanistas. Surgieron los primeros supuestos casos de corrupción y las guerras intestinas por el poder.

El ambiente cambió radicalmente, porque si aquello de 'la mujer del César no solo debe ser honrada, sino también parecerlo' es atribuible a todo el arco parlamentario, en la izquierda, entre comillas más radical, forma parte de su identidad.

Tocados, pero no hundidos enfilan lo que queda de legislatura en un año eminentemente electoral y David Abril, en un gesto de 'compañerismo', ha preferido dejarlo ahora y dar la oportunidad a quien le sucede para visibilizarse y buscarse un hueco mediático.

Ha llegado el día, tal como anunció, y en el turno de defender la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, se ha dirigido a sus señorias en la sala de las cariátides refiriéndose a esa fama de 'chico malo' que se le ha tachado en más de una ocasión: "Saben que no soy tan enfant terrible como la fama que me han atribuido".

Lo demás ya es crónica de lo que ha venido diciendo desde que en la Asamblea de MÉS apareciera en la foto esquinado y con cara de "ya no pertenezco a esta fiesta".

Deja su escaño dice que por motivos personales y de salud (una úlcera por los malos ratos pasados en la política) tras casi cinco años en la Cámara balear. Y comenta que ahora podrá compensar a su pareja y su familia por el tiempo que no ha podido dedicarles debido al ejercicio de la vida política.

Adios a sus señorías citando al escritor norteamericano Walt Whitman, el "poeta de la democracia como forma de vivir", ha dicho.

Y un prolongado aplauso de los diputados del Parlament han cerrado la que ha sido la última intervención del soberanista que venía de una Esquerra Unida, también muy fragmentada.

"Saben que no soy tan enfant terrible como me han atribuido"