martes. 19.03.2024

Caterina Valriu Llinàs, es una profesora mallorquina de la Universitat Balear que ha decidido colgar en sus red social de Facebook lo que le ocurrió en un restaurante de Deià cuando fue a comer sopas mallorquinas, una de las especialidades del establecimiento.

No sólo no se entendió con el camarero, sino tampoco con la propietaria del restaurante, que según relata Valriu Llinàs, hablaba perfectamente mallorquín. Lo que provocó que por un asunto de la lengua, se levantara de la mesa, se marchara malhumorada (la propietaria también, siempre según su relato) y después se fuera a comer a un restaurante coreano, dónde asegura le han atendido en mallorquín durante toda la comida y ha quedado encantada.

Así lo relata en su cuenta social: "He llegado al restaurante 'Las Palmeras en la calle principal de Deià con idea de comer en ella. Ofrecían "sopas mallorquinas de la hija del sol y de la luna" (hoy en el pueblo se hacía una fiesta de cuentos y era uno de los restaurantes que "participaba" al evento). Me he dirigido amablemente al camarero en mallorquín, me ha dicho que le hablara en castellano. Le he vuelto hablar en mallorquín poco a poco, haciéndome entender, ha insistido de malas que a él le hablara en castellano"

Y aquí viene la parte crítica de la historia: "Ha venido una mujer (la dueña del restaurante?). Me ha dicho, en castellano. que le hablara en castellano, que estábamos en España, que todos éramos españoles, he seguido en mallorquín. Ella me ha dicho en mallorquín (era tan mallorquina como yo) que no le gustaba mi actitud, insistía que hablara en castellano. Me he levantado, le he deseado buen día y he partido. Ella ha lanzado de mala manera, con rabia, la carta que me había dado. Si no me han insultado ha estado  cerca".

Tercera parte del relato: "Hemos ido a un restaurante coreano que estaba a dos pasos. Una chica de rasgos orientales nos ha atendido amablemente en mallorquín a lo largo de toda la comida, que por cierto ha estado deliciosa. Francamente, pagar por pagar, que me atiendan con amabilidad y en mi lengua (en mi isla). No volveré nunca más ni recomendaré a nadie que vaya. Que se queden "Las Palmeras" que yo prefiero los fassers".

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Se marcha de un restaurante de Deià porque le hablan en castellano