martes. 19.03.2024

La prostitución en Magaluf es un problema que atañe a toda la comunidad

El jueves aparecía en un diario local la noticia de las prostitutas que hacen la calle en Magaluf, que denunciaban el acoso, persecución y agresiones que sufren por las noches. Al día siguiente otra noticia informaba sobre las graves movilizaciones de algunos vecinos de Magaluf contra las prostitutas, el eslabón más débil de la mafia que actúa en nuestro municipio. Las mujeres son las que sufren la ira de los vecinos, hartos de ver cómo su vecindario se denigra, divisando cómo Calvià se conviertirá en un inmenso prostíbulo.

Pero la prostitución es una forma de explotación de las mujeres y constituye un problema social grave. Se trata de una forma de violencia contra las mujeres y una sociedad como la nuestra no debe permitirlo.

Es más, se trata de un problema que atañe a toda la comunidad, a todos aquellos que quizás por el efecto espejismo, por aumentar la caja o la cuenta de resultados de la temporada, alimentan el problema, lo consienten o, en cualquier caso, se desentienden como si fuera solamente un problema de orden público.

El año pasado un grupo de jóvenes en protesta contra la “turistificación” de Mallorca, arrojaron confetis en un restaurante y se pasearon con bengalas por el paseo Marítimo. Inmediatamente todas las fuerzas vivas, medios de comunicación, sectores profesionales, hoteleros, comerciantes, etc. se manifestaron radicalmente contra estos actos de “terrorismo turístico”, principalmente porque dañaba la imagen turística de Mallorca en el exterior. ¿Es que acaso este problema no nos preocupa, no daña muchísimo más nuestra imagen turística? ¿Es que la actividad económica del turismo quiere aumentar el PIB con la prostitución y las drogas, índice que el Sr. Montoro incluyó en el PIB nacional por mandato europeo?

La postración e indiferencia de las instituciones públicas sorprende, en un municipio con un gobierno que se define progresista, con una enorme capacidad presupuestaria que acaba en superávits superiores a los 20 millones de euros y con un modelo económico que se fundamenta sobre un sector turístico extra ordinariamente rentable. La excusa de que no existen medios materiales es falsa. Ello significa que no existe vocación política por abolir la prostitución. Y es su responsabilidad, responsabilidad de todas las administraciones (Ayuntamiento, Consell, Govern, Delegación de gobierno) y fuerzas de seguridad.

Se trata de un problema urgente y de primer orden. La sociedad calvianera y toda la mallorquina, tiene que movilizarse para la erradicación de este problema. Pero la erradicación no se soluciona sólo con medidas represivas, que también, pero dirigidas a las mafias y a sus capataces, que manejan este negocio, también con estructuras y programas de reinserción para este tipo de esclavitud sexual.

Para ello tenemos el ejemplo cercano de Suecia, donde en menos de cinco años, han reducido de forma notable la prostitución (un 65% menos de mujeres dedicadas a la prostitución y un 80% menos de clientes).

Las prostitutas, en su mayoría, son víctimas que requieren ayuda y es imperativo romper el relato capitalista y masculino de que la prostitución puede ser libre y consentida. No nos sirve el argumento de algunas de ellas : “Lo que queremos es trabajar en paz”, “con nuestro cuerpo hacemos lo que queremos”. Esta actividad atenta contra la dignidad y la sociedad libre tiene que poner remedio para que la recuperen quienes la han perdido. Como escribía Lidia Falcón “Ninguna mujer nace para ser puta”.

Es nuestra responsabilidad concienciar a nuestros vecinos y vecinas, no podemos permitir que surjan espontáneos tomándose la justicia por su mano, ante el hartazgo de la indiferencia de nuestros gobernantes. Hay que combatir la xenofobia y educar en valores de libertad, igualdad y solidaridad.

Aïnhoa Barajas-Nájera

La prostitución en Magaluf es un problema que atañe a toda la comunidad