viernes. 19.04.2024

El periódico digital ElPlural se hace eco de un hecho que llama la atención. Vicente Ferrer, que se hizo jesuita para “ayudar a los demás”, y comenzó a trabajar como misionero en la India en la década de los 50, dejando la Compañía de Jesús para crear junto a su esposa y madre de sus tres hijos la Fundación Vicente Ferrer, estuvo siempre intentando erradicar el sufrimiento de los que nada tienen en la India, y es y será recordado como el “santo laico”.

Sin embargo, la Conferencia Episcopal nada tiene que decir sobre el tema. Nadie de la jerarquia eclesiástica acudió al entierro de Ferrer en Anantapur, y sí lo hicieron, por el contrario, algunas autoridades españolas como José Bono, por ejemplo.

Parece ser que Rouco Varela ha estado ocupado con que España renueve su consagración al Corazón de Jesús en el cerro de los Ángeles, en Getafe (Madrid), aunque según el periodista Oriol Domingo (La Vanguardia), éste es un acto al que nunca hubiera acudido Vicente Ferrer. A Ferrer le gustaba ayudar directamente a la gente, y su actuación ha sido efectiva: ha creado casi 40.000 viviendas, tres hospitales generales, un centro para enfermos de SIDA, 14 clínicas rurales, 1.696 escuelas y centros de enseñanza, 120 bibliotecas, centros especiales para ciegos, sordos y disminuidos psíquicos, etc, etc.

Más de 300.000 pobres han acudido a la capilla ardiente de Vicente Ferrrer estos días, que fué despedido con una ceremonia muy simple y repleta de gente, que han reconocido los esfuerzos de este hombre, que creía que un mundo mejor SÍ era posible.

La Iglesia no se ha pronunciado por la muerte de Vicente Ferrer