viernes. 29.03.2024

El virus de la gripe de 1918 fundó una dinastía viral que persiste en la actualidad, según un estudio del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos que se publica en la edición digital de la revista 'New England Journal of Medicine'.

Los investigadores afirman que el ser humano ha vivido en una era pandémica de gripe desde 1918 y describen cómo el nuevo virus H1N1 de 2009 que circula por el planeta es otra manifestación de esta familia viral.

Los virus de la gripe tienen ocho genes, dos de ellos codifican proteínas de la superficie del virus denominadas hemaglutinina y neuraminidasa que permiten al virus entrar en la célula a infectar y expandirse entre ellas. Existen 16 suptipos H y 9 subtipos N y por ello 144 posibles combinaciones HN. Sin embargo, sólo tres (H1N1, H2N2 y H3N2, se han descubierto en los virus de la gripe que se han adaptado para infectar a humanos. Otras combinaciones, como la gripe aviar H5N1, infectan ocasionalmente a las personas pero son virus aviares y no humanos.

Según los investigadores, los ocho genes de la gripe pueden considerarse como integrantes de un equipo de jugadores, en el que algunos de ellos pueden surgir para proporcionar al virus nuevas capacidades como infectar a un nuevo tipo de ser vivo.

Los autores creen que esto fue lo que pasó con la pandemia de 1918. Los científicos han mostrado que el virus fundador fue un virus parecido a los aviares. El virus tenía un nuevo conjunto de ocho genes y, mediante mecanismos que se desconocen, consiguió infectar a las personas y expandirse con rapidez entre ellas.

En esta epidemia de H1N1 en 1918, el virus se transmitió además de los humanos a los cerdos, donde, como sucede en los humanos, siguió evolucionando hasta la actualidad.

Según explica Jeffery K. Taubenberger, responsable del estudio, "todos los virus de la gripe A adaptados a los humanos, tanto las variantes estacionales como aquellas que causaron pandemias más dramáticas, son descendientes directos o indirectos de ese virus fundador. Por ello, podemos decir que hemos estado viviendo en una era de pandemia que comenzó en 1918".

Según los investigadores, aunque la dinastía viral fundada por el virus de 1918 muestra pocos signos de haber sido vencida, los autores señalan que podrían existir motivos de optimismo. La revisión de estos virus a lo largo de muchas décadas muestra que las sucesivas pandemias y epidemias causadas por las posteriores generaciones de la gripe de 1918 pierden gravedad con el paso de los años.

Los autores señalan que esto se debe en parte a los avances en la medicina y las medidas de salud pública pero que esta tendencia también podría reflejar mecanismos evolutivos virales que favorecen los aumentos en la capacidad del virus para expandirse en combinación con disminuciones en su tendencia a producir la muerte de los organismos afectados.

Los autores concluyen que aunque las autoridades y la población deben estar preparadas ante la posibilidad de una nueva pandemia de gripe grave causada por un virus completamente nuevo también es fundamental conocer en profundidad los determinantes y dináminas de la era pandémica en la que vive el ser humano.

La gripe apareció en 1918