jueves. 28.03.2024

Las muestras de rechazo ante los abucheos dirigidos al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el desfile del Día de la Fiesta Nacional y la sorpresa ante la ausencia de la bandera venezolana han dominado las conversaciones durante la recepción ofrecida hoy por los Reyes en el Palacio Real.

Tanto el Rey como el Príncipe de Asturias han lamentado los reiterados abucheos contra el jefe del Ejecutivo, y Don Felipe ha recordado que éste es ya un incidente recurrente en las conmemoraciones del 12 de octubre, que no respeta momentos solemnes, en referencia al homenaje a los caídos por España.

En conversaciones informales con los periodistas invitados a la recepción, Rodríguez Zapatero restaba importancia a lo ocurrido -es lo de siempre, forma parte del guión, comentaba-, pero los miembros de su Gobierno no ahorraban calificativos para manifestar su repulsa.

Así, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, consideraba insólito que, por sexto año consecutivo, haya quien aproveche una fiesta institucional para protestar de ese modo, mientras que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, juzgaba lamentable que la extrema derecha se apropie de la Fiesta Nacional, algo difícil de explicar a los embajadores extranjeros.

El líder del PP, Mariano Rajoy, no se ha pronunciado sobre el incidente y tampoco lo ha hecho la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quien sí ha sugerido que el menor espacio dedicado este año al público en el desfile y la mayor distancia entre estas tribunas y el palco de autoridades podía deberse a un intento de evitar abucheos.

Aguirre ha ofrecido además su explicación sobre el contenido de la aparentemente tensa conversación mantenida durante el desfile por Rodríguez Zapatero y Alberto Ruiz-Gallardón: según ella, hablaban del endeudamiento del Ayuntamiento de Madrid, y el alcalde argumentaba que el gobierno municipal de la capital sólo desea refinanciar su deuda.

Otro de los detalles especialmente comentados sobre el desfile de este año -cuyo formato reducido defendía el Rey como más acorde con la difícil coyuntura económica- ha sido la imprevista ausencia de la bandera de Venezuela entre las enseñas iberoamericanas invitadas a participar en la marcha militar, que las autoridades venezolanas han explicado oficialmente por una indisposición del abanderado.

Don Juan Carlos no ha querido pronunciarse sobre ese asunto, y tanto Rodríguez Zapatero como sus ministros aseguraban que en aquel momento no se dieron cuenta de esta ausencia, hasta el punto de que, según Pérez Rubalcaba, el titular de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, estaba pendiente de la reacción que podía suscitar entre el público la participación de la bandera venezolana.

Tampoco el embajador venezolano en España ha acudido a la recepción en el Palacio Real, donde el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el general José Julio Rodríguez, no quería opinar sobre la polémica y se limitaba a señalar que, cuando un abanderado enferma, existe la posibilidad de que otra persona porte la bandera.

También Rajoy evitaba entrar en interpretaciones sobre el gesto de Venezuela y se limitaba a hacerse eco de las palabras del JEMAD.

Entre otros asuntos de la actualidad política, los invitados a la recepción también comentaban la inminente salida del Gobierno del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y el resultado de las recientes primarias de los socialistas madrileños.

Tras recibir un cariñoso saludo de Don Juan Carlos, la perdedora de este proceso, la ministra Trinidad Jiménez, aseguraba que volvería a repetir la experiencia de unas primarias aunque supiera de antemano que el resultado iba a ser adverso, porque resultaba muy positiva para el partido.

Más de mil personas han asistido a esta recepción, en la que los Reyes, los Príncipes de Asturias, la Infanta Elena y los Duques de Palma han saludado en el Salón del Trono a los invitados -precedidos por los Duques de Soria y de Calabria-, antes de compartir con ellos un vino español en el comedor de gala.

Junto a Rodríguez Zapatero, acompañado de su esposa, Sonsoles Espinosa, han acudido al Palacio casi todos los integrantes de su Gobierno, a los que han seguido en el saludo a la Familia Real los miembros del cuerpo diplomático acreditado en España, encabezado por su decano, el nuncio Renzo Fratini.

Han asistido también a la recepción los representantes de las demás altas instituciones del Estado: Congreso, Senado, Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial.

Los responsables del Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas, el Fiscal General, el Defensor del Pueblo y una decena de presidentes autonómicos han estado igualmente presentes en esta cita anual junto a alcaldes, eurodiputados, presidentes de Reales Academias y representantes del mundo económico, universitario, científico, de la cultura y de los medios de comunicación.

EFE

Los abucheos contra Zapatero marcan el 12 de octubre