jueves. 28.03.2024

¡Señoras y señores!: el Molino, el mítico café concierto, cuna de artistas del cabaré y la farándula patria ha vuelto a levantar su telón tras 13 años de silencio. Y lo ha hecho con una noche como nunca soñó. Las plumas, las lentejuelas, el maquillaje extremo y el humor picante han recuperado en el Paralelo barcelonés el espacio que nunca debieron perder.

La reapertura de El Molino, ver lo que la empresa OcioPuro había preparado para este estreno de alfombra roja, ha causado tanta expectación que la premiere inaugural se ha tenido que dividir en cuatro jornadas consecutivas, la primera, la de hoy, la de mayores nervios, con la presencia entre el publico de algunos de los nombres históricos que hicieron famoso a este local centenario: Lita Claver "la Maña", Amparo Moreno, Yolanda Ramos...

El título elegido para el espectáculo no deja dudas sobre las pretensiones de la nueva etapa: "Made in Paralel", un homenaje al espíritu añejo de este teatro, refugio de cierto erotismo naif y ácido durante los años oscuros del franquismo, y que ahora se recupera con mayores pretensiones artísticas, aunque buscando mantener aquel aire transgresor, una tarea difícil en la era de internet.

El mundo, como decía la canción, gira y en los años que El Molino ha permanecido cerrado han cambiado muchas cosas, sobre todo en el mundo del espectáculo, donde las "drag queen" y sus variantes, han llegado a hacerse omnipresentes y han desplazado a las tradicionales vedettes del music-hall de toda la vida, allí donde quedaban.

De eso sabe mucho Josep María Portavella, fundador del grupo "The Chanclettes", que ha sido el encargado de mantener el equilibrio entre lo viejo y lo nuevo en este espectáculo, y quien minutos antes del estreno corría de un lado a otro del escenario dando las últimas instrucciones. "No estoy nervioso", decía vestido con esmokin y tacones antes de crispar dramáticamente el gesto de su cara y hacer ver que se desmayaba ante algunos periodistas.

Tras un videomontaje que se ha proyectado en la fachada del teatro ha llegado el momento. Penumbra "en rojo y negro", con el letrero de El Molino sobre el escenario y una banda trifásica -piano, violín y viento- expectante a dar los primeros acordes.

Entonces, en los pasillos se ha oído la voz de Merche Mar, la veterana vedette, que ha actuado de anfitriona con lengua viperina. "Espero no echarme a llorar, pero hace tiempo que tenía ganas de decir esto: Benvinguts a El Molino", ha gritado mientras se dirigía al público sentado en filas de sillas -sin poder beber ni fumar como en los mejores tiempos- pero sin parar de sonreír.

El espectáculo ha sido un recorrido por el cabaré y el music-hall español, marcado siempre por la lucha entre la censura -esa luz roja que se encendía cuando venía la policía- y lo que se podía mostrar, pero sin olvidar otros momentos recientes de la historia española y catalana.

"La Terremoto del Alcorcón", que ha interpretado una versión "castizo-jotera" del "Sunset Boulevard" de Lloyd Weber, ha puesto el momento cabaretero de la noche, flirteando con el alcalde, Jordi Hereu, al que le ha dejado caer alguna puya sobre el fracaso de la consulta de Diagonal, "que ni es una rambla ni un boulevard, ni nada", le ha dicho como quien no quería la cosa.

Tampoco ha faltado el himno de El Molino: "Al Molino cada día, centrifuga tus manías", cantado con energía y en tres idiomas por Víctor Massan, ni las bailarinas, unas señoritas "ligeras de ropa", como manda la tradición, que han ofrecido el momento "disco-sexi" que todo café cantante que se precie debe programar.

Las inexcusables colas de plumas las han portado con gracia varias despampanantes jóvenes que de forma sorprendente hablaban con las voces de Concha Velasco, Lloll Bertran, Mont Planas, Nuria Feliu y Teresa Gimpera, y que en un nuevo guiño a la revista han cantado el famoso: "Agradecida, y emocionada, solamente puedo decir...".

El espíritu "arti" lo han aportado, entre otros, el bailaor Amador Rojas, con un número de flamenco fusión del que sobre todo destacaba su expresivo y ambiguo rostro, que a muchos ha recordado al del Carmen Amaya, y el burlesque tecnológico kitsch de Roberto Alonso, más cercano quizás a los gustos mainstream actuales.

Y sí, sí ha habido un estríptis integral, con música de la pantera rosa y el arte de Úrsula y sus pañuelos. Muchos aplausos.

Queda poco del antiguo teatro que cerró sus puertas en 1997, la fachada, el letrero luminoso y poco más. Pero había memoria histórica para recordar viejos tiempos.

"La noche del estreno es la de más nervios" decía a los periodistas una emocionada Lita Claver. A su lado la "hipervedette" Amparo Moreno recordaba "lo bonito que fueron" sus días en El Molino. EFE / Sergio Andreu

La Terremoto de Alcorcón actua en la apertura de El Molino en Barcelona