viernes. 19.04.2024

El Gobierno de Marruecos, que hoy prohibió el acceso a la capital del Sahara Occidental de un grupo de nueve periodistas españoles y expulsó a tres colegas de la Cadena SER, impide la verificación independiente de la situación tras el reciente estallido de violencia y represión.

Con la detención la víspera de los periodistas de la Ser Àngels Barceló y Nicolás Castellano junto con el técnico Ángel Cabrera, el Gobierno marroquí ha mantenido el cerco informativo en torno a El Aaiún, lugar al que no permite acceder a los periodista -tampoco los corresponsales en Rabat- para comprobar las denuncias de los saharauis.

El grupo de periodistas españoles -dos de TVE, uno de Onda Cero, dos de Antena 3, una de France Press, uno de Público y los dos enviados de Efe- que viajó hoy en el vuelo de Binter que une la capital grancanaria con la ex colonia española, no pudo siquiera desembarcar de la aeronave.

Policías de paisano accedieron al avión una vez que el resto de pasajeros había descendido y recogieron los pasaportes de los enviados especiales con aparentes muestras de tranquilidad, y sin que de sus gestos se desprendiese la inminente negativa a permitir el acceso a la prensa internacional.

Antes de despegar del aeropuerto de Gando, el comandante de Binter había pedido a los periodistas que mantuvieran la serenidad, consciente de la tensión que se vive en el Sahara Occidental y las dificultades que encontrarían los informadores para poder hacer su trabajo.

Insistió en que era necesario conservar la calma para mantener el diálogo, que se vio frustrado finalmente por el rotundo rechazo a la presencia de los periodistas españoles, a quienes el Gobierno de Rabat acusa con reiteración de parcialidad y falta de objetividad.

Alguno de los colegas de los medios con sede en el archipiélago canario que habían sido vetados en circunstancias parecidas en ocasiones anteriores mantuvieron el aplomo, aunque la frustración profesional resultaba evidente.

La directora del Programa Hora 25 de la cadena SER, Àngels Barceló, comentó a EFE, nada más acceder al avión, la importancia de que los periodistas sigan intentando hacer su trabajo, pese a las acusaciones y censura de las autoridades marroquíes.

Aunque el rechazo de Marruecos a la prensa internacional no sorprendió a los periodistas, si lo hicieron algunos de los testimonios obtenidos entre los pasajeros que habían logrado salir de El Aaiún.

Sus relatos de una represión generalizada en la ciudad tras el desmantelamiento del campamento Gdeim Izik y el brote de generalizada violencia en la capital del Sahara Occidental cobraban fuerza a medida que -en algún caso- afloraban las lágrimas contenidas y el temor vivido en los últimos días.

Un español de origen saharaui que exhibió a EFE su Documento Nacional de Identidad, pero pidió el anonimato por temor a las represalias sobre sus familiares residentes en El Aaiún, relató el clima de terror impuesto por los militares y las fuerzas de seguridad marroquíes.

Explicó que se ha desatado la "caza de los saharauis" y añadió que las fuerzas de seguridad no habían empleado sus armas de fuego hasta hoy, cuando afirmó que se escuchaban disparos en la ciudad.

Otro pasajero que se quejaba de fuertes dolores por la paliza propinada tuvo que ser trasladado nada más llegar a un hospital de la capital grancanaria, según explicaron a los periodistas sus acompañantes.

Muchas de las denuncias sobre todo tipo de asesinatos, torturas, detenciones e internamientos masivos en improvisados campos de prisioneros no han podido ser comprobadas, dada la negativa marroquí a permitir el acceso al territorio, aún bajo el paraguas de un plan de paz auspiciado por Naciones Unidas y el alto el fuego en vigor desde el 6 de septiembre de 1991. EFE

Marruecos impide a los periodistas verificar la situación en El Aaiún