jueves. 28.03.2024

El alemán Sebastian Vettel (Red Bull), desde ayer el más joven campeón del mundo de Fórmula Uno, y Fernando Alonso (Ferrari) han sido los dos pilotos de los veintisiete que han participado en el mundial que han creído en sus posibilidades de lograr el título hasta el final, a pesar de haber estado en muchas ocasiones desahuciados.

Alonso, que comenzó con una victoria en el Gran Premio de Bahrein, tan solo era quinto superada la mitad de temporada, y después de diez de diecinueve pruebas, tras Gran Bretaña, estaba a 47 puntos del entonces líder el británico Lewis Hamilton.

Los McLaren dominaban con Hamilton y su compatriota Jenson Button, por delante de los Red Bull del australiano Mark Webber y Vettel, pero la evolución que presentaron en el circuito de Silverstone fue nefasta para el rendimiento del coche, mientras que la introducida por Ferrari supuso un gran paso adelante.

Fernando Alonso en ningún momento renunció al título, siempre dijo que con el nuevo sistema de puntuación, 25 al vencedor, la clasificación podía cambiar rápidamente y en Ferrari, además, concentraron sus esfuerzos en su nuevo piloto, único capaz de conseguirlo frente a los problemas del brasileño Felipe Massa para sacar buenos resultados.

En Alemania, tras su controvertida victoria al tener que cederle Massa su primer puesto, comenzó la remontada que le ha llevado a ser el mejor piloto de la segunda parte del mundial, en la que ha conseguido 154 puntos, frente a los 135 del campeón Vettel, que han sido los que más han sumado.

Los Red Bull han sido los mejores coches de la temporada, con diferencia, han dominado de forma insultante en la sesión de clasificación, en donde han conseguido en quince ocasiones el primer puesto de la formación de salida, por tan solo en dos ocasiones el Ferrari de Alonso, una el Mclaren de Hamilton y otro sorprendente del alemán Nico Hulkemberg (Williams) en Brasil.

A pesar de todo Alonso y Ferrari siempre han creído en el triunfo final y a falta de dos carreras se situaban líderes tras el desastre de Red Bull en Corea con el accidente de Webber y la rotura de motor de Vettel.

Solo quedaba administrar la ventaja de 19 puntos sobre Webber y los 25 sobre Vettel. Pero Fernando Alonso, al igual que cuando estaba descolgado a mitad de temporada en la clasificación, advertía que la situación podía cambiar rápidamente.

Superado Brasil limitando los daños al mínimo frente a los inalcanzables Red Bull, solo quedaba la prueba de Abu Dabi, con cuatro pilotos en liza por el Mundial por primera vez en la historia, porque Hamilton matemáticamente aún tenía posibilidades, pero casi a cambio de que sus demás rivales no puntuaran.

El sábado en la sesión de clasificación Alonso lograba el milagro de conseguir el tercer puesto y relegar a su más directo y cercano rival, Webber a ocho puntos, a la quinta posición, con lo que el mundial estaba en sus manos.

Si durante la última semana no se había hablado de otra cosa que de órdenes de equipo, y hecho cábalas con todas las combinaciones posibles para ver quién tenía más posibilidades de conseguir el Mundial, la variable con la que nadie había contado era que el equipo que tanto y tan duro había trabajado para llegar al primer puesto iba a cometer un error táctico clamoroso, hundiendo a Fernando Alonso en la clasificación y dando el título, merecido, en bandeja a Vettel.

Mientras en Ferrari se había apostado desde mitad de temporada por Alonso para conseguir el título, en Red Bull presumían de trato de igualdad entre los dos pilotos y de libertad total para luchar por el mundial.

Pero eso eran solo las palabras, porque los hechos demostraban otra cosa. En Red Bull se apostaba y muy fuerte por el título de Vettel.

En Turquía, cuando los Red Bull dominaba a placer la carrera, mandaron a Webber bajar de revoluciones y así pudo Vettel intentar el adelantamiento que terminó en una colisión entre ambos y las culpas para el australiano, aunque posteriormente recogieron velas.

En Gran Bretaña quitaron a Webber el nuevo alerón delantero para montarlo en el coche de Vettel, al que se le había roto el suyo, alegando entonces que marchaba por delante en el mundial.

A pesar de un nuevo tropiezo, en forma de accidente en Bélgica cuando se llevó por delante a Button al intentar adelantarle y la retirada por rotura del motor en Corea, cuando dominaba la carrera, Vettel y Red Bull se negaban a darse por vencidos mientras tuviesen posibilidades matemáticas.

El caso de McLaren en 2007, cuando contaban con el mejor coche y perdieron el título en la última carrera con Fernando Alonso y Lewis Hamilton por tan solo un punto, estaba a punto de volverse a vivir en Red Bull, en donde, una vez asegurado el mundial de constructores, preferían perder el de pilotos antes de que lo ganara Webber.

Ayer por la tarde en Abu Dabi el error táctico de Ferrari les dio la razón, no hicieron falta las órdenes de equipo, y Vettel, un piloto gestionado por la casa de bebidas energéticas desde sus primeros pasos en los monoplazas, que no había encabezado el mundial durante toda la temporada, lo hacía en el momento exacto. EFE / Javier García-Ochoa

Vettel y Alonso los únicos en creer en sus posibilidades hasta el fin