jueves. 28.03.2024

Rafa Nadal se transformó en el Masters de Londres, donde el año pasado acabó su participación sin ganar un set, para convertirse en esta edición en finalista y claudicar únicamente ante el campeón, el suizo Roger Federer.

Nadal, y sobre todo Federer, llegaron a la final sin haber perdido ningún duelo en la primera fase, y, en el caso del suizo, sin ceder un solo parcial. Ambos hicieron estragos en el resto de los participantes, entre los que hubo dos que se despidieron de vacío.

El siete y el ocho del mundo, el estadounidense Andy Roddick y el español David Ferrer, últimos clasificados para las Finales de la ATP en las que compiten sólo los ocho mejores del mundo, fueron los más afectados de esta primera criba.

Al menos, Roddick puso las cosas muy difíciles a Nadal en el primer partido, el lunes, en el que llegó a ganarle el set inicial por 6-3.

Ferrer, sin embargo, terminó sin anotarse un solo parcial. Pero, no por ello dejó de pelear hasta el último punto incluso cuando ya estaba asegurada su eliminación, pues sólo el estar ahí era un premio para él, que no había pisado el Masters desde su excelente incursión en 2007, cuando cayó en la final ante Federer, en Shanghai.

Pese a las posibilidades que ofrece el sistema de este torneo para poder acceder a semifinales sin necesidad de haber ganado sus tres citas de fase previa, Nadal y Federer velaron por su reputación y entraron a por todas.

El número uno del mundo tenía como objetivo mejorar su marca en este torneo, para el que se clasificaba por sexto año consecutivo, teniendo como mejor marca las semifinales del 2007.

Su reto le obligaba a ser más competitivo en pista cubierta, donde este año pudo sacar provecho del duro trabajo en sus entrenamientos para perfeccionar el servicio.

Por su parte, Federer tenía claro que debía ofrecer un alto nivel en Londres para no sentir que se le escapaba una temporada que le castigó en muchas ocasiones.

El helvético arrancó el torneo con cuatro títulos, los mismos conseguidos en 2009, pero con la sensación de que había entrado en una etapa de mala fortuna al ver cómo se le escapaban varias oportunidades.

En concreto, perdió cuatro finales (ante Andy Murray en el Masters 1.000 de Shanghai, también frente al británico en Toronto, contra el australiano Lleyton Hewitt en Halle, y ante Nadal en el Masters 1.000 de Madrid) y dos apoteósicas semifinales al verse superado por el francés Gael Monfils en París-Bercy, y por el serbio Novak Djokovic en la misma ronda en el Abierto de Estados Unidos.

"Ha tenido mala suerte en varios partidos y eso te cambia la temporada", dijo el propio Nadal sobre las recientes experiencias de su último rival del año.

Así, el premio que recayó anoche en manos de Federer compensó esas frustraciones y los dos finalistas se marcharon contentos a casa.

Federer lo dejó claro en la entrega de trofeos. "Haber perdido este domingo no le quita nada de su magnífica temporada", dijo refiriéndose a Nadal, que ha conseguido formar parte de la lista de siete jugadores de todos los tiempos, capaces de completar el póquer de los cuatro 'Grandes', al ganar su primer Abierto de Estados Unidos, el único que le faltaba.

Entre los demás participantes, destacó el nivel de Andy Murray, que ganó dos partidos y se colocó en una semifinal el sábado ante Nadal en la que ambos deleitaron a los 17.500 espectadores que completaron el aforo del O2 para presenciar el gran partido del torneo, el que despertó mayor intensidad y emoción a los aficionados.

Su progresión en el torneo permitió al de Dunblane recuperar la cuarta posición del ránking para cerrar la temporada y empujar al sueco Robin Soderling a la quinta, después de que éste quedara fuera de la competición antes de semifinales.

El escandinavo sólo logró una victoria (el martes ante Ferrer), igual que el checo Tomas Berdych (el miércoles frente a Roddick), único debutante en esta 41 edición del "Torneo de Maestros" y número seis del mundo.

Fueron ocho días dedicados a los mejores, repletos de homenajes y premios, como el recibido por los hermanos Bob y Mike Bryan al concluir la temporada en el número uno de dobles, o el entregado a Rafael Nadal por acabar el año como líder de individuales.

La jornada más especial y emotiva para los jugadores fue la primera, el domingo 21, cuando despidieron con palabras e imágenes al primer español que alcanzó el número uno del mundo, Carlos Moyà, que se retirará de la escena profesional en diciembre, a sus 34 años.

Tampoco faltaron anécdotas y el protagonista de la más comentada fue Djokovic, el segundo más joven de la competición, después de Murray, que ganó dos partidos pero no pudo superar a Federer en semifinales.

Sus molestias en el ojo derecho a causa, presuntamente, de una lente de contacto, centraron toda la atención durante un partido ante Nadal, del que tuvo que ausentarse siete minutos para acudir al vestuario y reemplazarla.

Con tres nuevas caras respecto a 2009, pero sin el español Fernando Verdasco, el ruso Nikolay Davydenko (campeón en la pasada edición) ni el argentino Juan Martín Del Potro, terminó el segundo Masters celebrado en Londres, donde seguirá hasta 2012 y por el que pasaron este año unos 267.320 visitantes. EFE / Celia López.

Nadal solo cede ante el quíntuple campeón