viernes. 29.03.2024

Lorenzo Serra Ferrer no ha acudido este martes al Consejo de Administración convocado la pasada semana y que coincide con la grave crisis deportiva que atraviesa el Real Mallorca, cada vez más cerca de los puestos de descenso a Segunda división B.

El máximo accionista, que parece decidido a emprender una huida hacia adelante, no se conforma ya sólo con no asistir a los partidos de Son Moix sino que ahora tampoco va de reuniones en las que le puedan recordar que tiene a un club centenario al borde del descenso y, por tanto, de la desaparición.

Nadie puede con Serra. Por un oído le entran las críticas y por el otro le salen. No hay límite a su desvergüenza. La temporada pasada pidió disculpas por el descenso a los aficionados. Ahora se ríe de ellos a la cara, agarrado a una entidad con la que ya hace mucho tiempo decidió hundirse. Le importa todo un carajo.

El Consejo, sin Serra al frente, debate ya la multitud de puntos previstos en el orden del día, aunque al seguidor sólo le interese saber si habrá una solución para detener la sangría que está situando a los bermellones en su peor momento de las últimas tres décadas. Utz Claassen ha hecho llegar una nueva oferta a Cerdà y Serra, en las que les ofrece el precio de un euro por sus acciones a cambio de que abandonen la nave mallorquinista y él pueda destinar mayor cantidad de dinero a inyectar en las arcas bermellonas, que parecen heridas de muerte tras una gestión que el de Sa Pobla se atrevió en su día a calificar de 'brillante'.

Lorenzo Serra Ferrer llevará al Real Mallorca a la desaparición. Es sólo cuestión de tiempo. Ya lo sabe todo el mallorquinismo. La cuenta atrás ha empezado.

Serra se borra también de los consejos