La joven emprendedora Bárbara Mesquida Mora ha organizado un evento especial bajo el slogan “7-7-2014: siete motivos para estar contigo” para celebrar la inauguración oficial de su bodega.
Un 7 muy especial y mágico para la familia. Según Mesquida Mora, “teníamos ganas de hacer una pequeña fiesta para celebrar el nacimiento de nuestra bodega y esta fecha simboliza que seguimos con ganas de continuar hacia delante, llenos de ilusión y vida; y enseñar a nuestros amigos el lugar en donde ha nacido Mesquida Mora.
Esta aventura es su proyecto de vida. “Jugué entre los viñedos, y mi apuesta es clara y firme. La bodega es mi vida (cuarta generación). Estoy entusiasmada por este trabajo que estoy haciendo con esmero y silencio”. Para Bàrbara Mesquida Mora, “el vino es sinónimo de tiempo, constancia y dedicación. La viña requiere paciencia y perseverancia... y los resultados solamente son visibles con el paso de los años…” Una buena receta para una persona inquieta como Bàrbara a quien “el vino le ayuda a crecer como persona”.
En opinión de la joven empresaria, “no podemos dar la espalda a la tierra. Creo en la fuerza de Mallorca y tengo claro que hacer vino crea vida. Soy consciente que para recobrar la diversidad y fertilidad de la tierra se pueden desarrollar muchas técnicas, pero, sin duda alguna, la primera es cambiar la mentalidad, después pueden llegar los otros cambios… La forma de mimar a la naturaleza, el entorno y la vida es el acto agrícola más importante que se puede aprender. Hacer vino es crear vida, y la biodinámica me ha ayudado a ello desde 2007”.
La bodega Mesquida Mora posee 20 hectáreas de viñedo situadas dentro del término municipal de Porreres y Felanitx, que produce la uva que se vinifica en la bodega. Mesquida Mora elabora bajo el sello de calidad Vi de la terra de Mallorca, actualmente produce unas 65.000 botellas de las que exporta el 30%.
Los vinos asequibles para todos los bolsillos, se carcterizan por su intenso sabor, "son más saludables" apunta Bárbara, "tienen más alma".
EVENTO ESPECIAL
Para este evento tan especial que tendrá lugar al aire libre en la finca en la que se encuentran ubicadas las instalaciones de su bodega en el Antic Camí de Sant Joan (Pas de Frare) en Porreres, “para levantar la copa y hacerlo con vosotros, clientes, proveedores y amigos”, Bárbara Mesquida Mora ha conseguido juntar a siete mujeres , grandes cocineras del panorama balear con las que guarda una relación especial y que representan a otras tantas mujeres en el mundo, quienes elaborarán unos platos especiales y con mimo.
Ellas son:
Maria Solivellas (Caimari, 1970)
Se topó con su vocación por accidente. Es una gran defensora del producto local ecológico y ha dado un fuerte impulso a la recuperación de las variedades locales. Hace trece años que está al frente del restaurante Ca Na Toneta , que este año celebra su 18 aniversario.
Bel Roig (Porreres, 1954)
Conocida como Bel de Montission hace más de 40 años que es la “donada de Montission”. Más de 40 años cocinando por las celebraciones familiares de los porrerencs y para los amigos.
Catalina Trobat (Porreres, 1952)
Encontró en la cocina su medio para educar a los niños/as que comen en el comedor de la Escuela Nueva de Porreres. Ayuda a transmitir valores y hábitos saludables en alimentación en el comedor escolar y en los campamentos y colonias.
Maria Antònia Sunyer (Porreres, 1971)
Aprendió a cocinar a Can Verdera, y durante más de veinte años ha sido la dueña de los fogones con amor y dedicación para la familia Mesquida Mora, y ha preservado el recetario familiar.
Joana Maria Sureda (Manacor, 1966)
Su vocación y su destino: cocinar, y siempre de la misma manera: investigando y haciendo cocina vegetariana. Más de 20 años trás los fogones.
Marga Coll (Selva, 1976)
Forma parte de la primera promoción de la Escuela de Hostelería de Palma de Mallorca. Durante doce años ha sido la responsable del departamento de cocina de AMADIP-ESMENT y hace algo más de dos años ha emprendido un nuevo proyecto en Selva, el Restaurante Miceli.
Macarena de Castro (Alcúdia, 1981)
Cuando descubrió que esto de cocinar no era sólo para señores mayores, esta trabajadora infatigable vio la luz. Con tan sólo 30 años consiguió su primera estrella Michelín para el restaurante familiar El Jardín. Tiene todo un gran futuro por delante.
