viernes. 19.04.2024

Antoni Tarabini, sociólogo y director de la Fundació Gadeso (Gabinet d'Estudis Sociològics i de Mercat) habla con Mallorca Confidencial sobre el intento fallido de golpe de Estado que se perpetró el 23 de febrero de 1981.

35 años después, ¿ha cambiado nuestra sociedad?

La vida va tan rápido que hemos perdido el concepto de la historia, y es algo que siempre debemos tener en cuenta. Especialmente con los más jóvenes, parece que hablamos de la prehistoria cuando nos referimos al intento de golpe de Estado.

Si bien, es cierto que hoy en día analizamos esa “prehistoria” con los criterios de ahora. Eso es un absoluto un error. Cuando les decimos a los jóvenes que hace 35 años el Congreso fue secuestrado por unos militares ellos no son capaces de asimilarlo, piensan que no puede ser verdad.

¿Y los que lo vivieron?

Los que luchamos por la democracia nos dimos cuenta de que podíamos perder la libertad. El aire, el oxígeno, no lo valoramos porque lo respiramos. Con la libertad pasa lo mismo. Hasta que no nos la quitan no la valoramos todo lo que merece.

Además, la Transición fue una etapa muy complicada. Los que lucharon contra Franco tuvieron que renunciar a muchas aspiraciones para lograr que ese período fuera pacífico.

¿Qué opina de la Constitución del 78?

Los españoles refrendamos la Carta Magna que el país necesitaba en ese momento.

¿Debe reformarse como piden algunas formaciones políticas?

Sí, pero no porque la Constitución fuera mala, sino porque la situación ha cambiado. Necesitamos que se reforme porque el mundo y España han cambiado muchísimo. Las reglas del juego de 1978 eran buenas en ese momento de nuestra historia pero las reglas de hoy en día deben ser diferentes. Eso no debe implicar que se condene a los que redactaron la Constitución del 78, pues hicieron lo que tocaba, y todos los partidos y ciudadanos tuvieron que ceder por el bien común.

Parece que será difícil formar gobierno tras las elecciones del 20D, pues los líderes de los cuatro principales grupos parlamentarios se muestran intransigentes.

En España no existe la cultura del pacto. Pactar significa ceder y es necesario incluso cuando un partido alcanza la mayoría absoluta. Esto es habitual en el resto de Europa pero los españoles están faltos de práctica. La cultura del pacto supone dialogar, hablar.

Desde la Transición se ha gobernado con grandes mayorías y con la alternancia del bipartidismo. De ahora en adelante habrá que pactar cualquier ley y contar con los partidos más pequeños. El Parlamento no se ha vuelto ingobernable. Esta situación es positiva. No podemos olvidar que, según nuestro sistema, la soberanía nacional reside en el pueblo español y que éste elige democráticamente a todos los miembros del Parlamento.

23F: “Para los jóvenes, el intento de golpe de Estado forma parte de la prehistoria”