jueves. 28.03.2024

La Fiscalía ha reducido a falta la responsabilidad del exalcalde de Bunyola Jaume Isern y del electricista municipal en el fallecimiento, en agosto de 2014, de un joven de 18 años tras electrocutarse con una farola averiada en las fiestas del municipio, por lo que, en virtud de la última reforma del Código Penal, esta solicitud no conlleva petición de condena sobre el acusado.

Por su parte, el abogado de la familia de la víctima, que ejerce la acusación particular, mantiene su petición de tres años de cárcel para el exprimer edil por un delito de imprudencia grave con resultado de muerte y de cuatro para el funcionario.

Así lo han dado a conocer las partes durante el trámite de conclusiones del juicio que se ha celebrado por estos hechos en el Juzgado de lo Penal número 4 de Palma. La acusación considera clave el papel de ambos inculpados en el mantenimiento del alumbrado público del municipio así como en garantizar su buen estado para evitar este tipo de incidentes.

Durante su declaración en la vista oral, el exalcalde aseguró este jueves que "en ningún momento me comunicaron que había problemas" con el estado de la instalación eléctrica. Preguntado por su abogado, Eduardo Valdivia, Isern manifestó además que aún no había accedido al cargo cuando el Consistorio solicitó presupuesto para la mejora de la instalación eléctrica de Bunyola.

Los momentos previos al inicio del juicio transcurrieron con incidentes. A las afueras de los Juzgados de Vía Alemania se congregaron ayer tanto familiares del fallecido como de los inculpados, quienes a su llegada a las dependencias judiciales fueron increpados a gritos de "asesinos".

También acudieron, a prestar su apoyo al exalcalde, el presidente del PP balear, Miquel Vidal, el recién nombrado secretario general del partido, Sebastià Sagreras, y el expresidente del Parlament Pere Rotger, entre otros miembros de la formación.

Una vez dentro de la sala de vistas, la jueza decretó que única y "estrictamente" accedan familiares de las partes, de tal modo que numerosas personas han quedado fuera.

En el turno del electricista, éste manifestó que las farolas del municipio "nunca habían dado problemas" y que, "en sí, no se revisan sino que se cambia la luz si se precisa". "Hay unas 600 farolas en Bunyola, no requieren revisión periódica", incidió.

Durante su interrogatorio, el inculpado llegó a atribuir al paso de algún animal los posibles daños de la farola: "Como no hubiera habido un ratón o un saltamontes el que hubiera hecho algo...", apuntó en este sentido.

LAS FAROLAS "SE PODÍAN ABRIR SIN PROBLEMAS Y SER MANIPULADAS"

De hecho, explicó que, puesto de día el alumbrado no funciona, se podía abrir sin problemas y ser manipulado. El funcionario señaló que las farolas "se abrían con cualquier cosa, pasaba mucha gente y era muy fácil, como vaciar una tapadera". "¿Para qué, para hacer una gracia?", le preguntó la fiscal. "Sí, para eso", respondió.

Por su parte, varios testigos manifestaron que tiempo antes también habían tenido un percance con la farola, pero sin consecuencias. Uno de ellos señaló que vive cerca de la zona donde está ubicada y un día antes de los hechos que se están juzgando, "la toqué pero no le di importancia; sufrí una pequeña descarga pero no lo comuniqué al Ayuntamiento".

Del mismo modo, un guardia civil que actuó en el momento de los hechos recordó que, tras recibir el aviso, acudió al lugar y vio "a un chico tumbado en el suelo echando sangre por la boca". Junto a él, relató, se encontraba su hermano pequeño mientras que un amigo le contó que el fallecido había ido a orinar por la zona, "se apoyó en la farola, le dio un calambrazo, se quedó pegado en ella. Tuvieron que tirar de él".

DESCARGA DE 137 VOLTIOS

En concreto, los hechos tuvieron lugar sobre las 00.30 horas del 31 de agosto de 2014, cuando la víctima se subió a la balaustrada en la que se encontraba la farola y, apoyándose en la misma, recibió una descarga eléctrica de al menos 137 voltios, lo que produjo su fallecimiento.

El Ministerio Público señala en su escrito de acusación provisional que ni Isern ni el funcionario adoptaron "las más mínimas normas de cuidado" para el mantenimiento del alumbrado público de Bunyola.

En el caso concreto de la farola, ésta, ubicada en el Passeig Antoni Estarellas, presentaba en el báculo -carcasa exterior- deficiencias en su protección mecánica, careciendo de estanqueidad y faltando el fusible de protección. En su lugar fue colocado un conductor, de modo que existía conexión entre éste -que estaba activo- con la carcasa exterior.

La farola es propiedad del Ayuntamiento que, como responsable de su mantenimiento, tiene suscrito un seguro de responsabilidad civil por el que fueron indemnizados los padres del fallecido con 150.000 euros.

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