jueves. 28.03.2024

El huevo representa los cuatro elementos de la vida: La cáscara (tierra), la membrana (aire), la clara (agua) y la yema (fuego). Los huevos son sinónimo de fertilidad, renacimiento y esperanza para los pueblos. Y con los siglos se han hecho famosos muchos huevos de Pascua, unos por grandes y otros por excéntricos, como el de oro que le regaló Luis XV a Madame Du Barry. Y están los ‘Fabergé’, joyas únicas y pequeños testimonios del arte y la historia de Rusia fruto de los caprichos de los zares.

natalia 2 siY están los colgantes de Natalia. Una hoja de porcelana engarzada en la cadena de sus colgantes (Nart) nos recuerda el homenaje a la naturaleza que su bisutería, (auténticas joyas en diseño y en lenguaje), te transmite.

Artesanía en femenino.

arbol de huevos si

Un huevo y tres besos

La costumbre de regalar huevos en Pascua se remonta a los egipcios, aunque los cristianos los simbolizaron como resurrección. Aquí regalamos un libro y una rosa porque Sant Jordi venció al dragón. Las fechas dan igual, porque las tradiciones se pueden permitir muchos lujos.

huevo azulNatalia usa plata, acero inoxidable, cordones de seda y, en contadas ocasiones, cuero o delicada cuerda natural. Autodidacta en el manejo de la porcelana, ‘física’ experimental con todo tipo de materiales a la hora de crear, Natalia genera la ‘química’ suficiente como para encandilar con sus diseños y sus creaciones.

“Te regalo la vida”

Natalia Alario es hija de representante de joyería, y ese fue también su primer trabajo en verano, mientras estudiaba, el de representante de joyería. Ha estudiado pintura, cerámica, amor y un master en mundo natural ‘casero’ gracias a su marido, Daniel Urrutia, ornitólogo y fotógrafo ambiental. Y siempre diseñando.

huevos naturalesLa historia de los Fabergé nace cuando el zar Alejandro III y su zarina Maria Fedorovna celebraban el 20 aniversario en la Pascua de 1885, fiesta grande de los ortodoxos, que se celebra intercambiando huevos y 3 besos.

El zar quería ‘lo más’, y le encargó al joven joyero un huevo único, exclusivo, irrepetible, y fue uno con yema de oro, preñado de una gallina de oro, preñada de una corona real de diamantes en miniatura y un huevo de rubí.

La historia de Natalia también ha buscado siempre siempre ‘lo más’. Pasa por una infancia y una adolescencia creando complementos, buscando su arco iris de viaje en Argentina, en Boca, donde contempló a una artesana que hacía cajitas con huevos.

huevos secandoComo ‘souvenir’ le compró uno a su madre, y lo contempló durante años en la vitrina del comedor de casa. Así que empezó a experimentar.

La naturaleza, con nombre de mujer

Tras casi un lustro, Natalia encontró el sistema de vaciar, limpiar, tintar, rellenar, cubrir y decorar los huevos de codorniz, respetando su color y sus manchas.

huevos

“Un solo huevo, por los tiempos de secado, son siete días de trabajo. Pero están garantizados de por vida, y son naturales, procedentes de codornices locales que no tienen macho, que no están pisados, y que muchos terminarían en la basura por la cantidad que ponen. Me importan mucho los animales y su bienestar, por eso estos collares son un homenaje a los animales y al esfuerzo que hacen las hembras, poniendo porque es su naturaleza. Son joyas que merecen joyas”, dice Natalia.

Diferentes colecciones

mujeres‘Mujeres del Mundo’ son collares de porcelana que reivindican el papel femenino en diferentes etnias. “Un día dibujé a un mujer con aires aztecas, o mayas, o con aires de fascinación por su cultura. Y clientas y amigas empezaron a preguntarme ‘por qué’ no hacía lo mismo con otras razas, y eso hice”, cuenta Natalia. Naturaleza, vida, con nombre de mujer.

‘Topsia’ también se basa en las mujeres, y en ayudar a las niñas de Topsia (India), niñas que como en tantas zonas del planeta son prometidas con adultos desde su nacimiento, y casadas antes de llegar a la pubertad.

topsia“Al ver cómo las mujeres en la India, de extrema pobreza, se decoraban con joyas artesanas de terracota, quise sentir lo que ellas sentían, pero la terracota pesa muchísimo, por eso respeté sus diseños, pero en porcelana, para que también aquí conozcamos su realidad y la filosofía hindú”, explica Natalia.

Cada pieza vendida destina un amplio porcentaje a la ONG ‘Los niños de Topsia’, una entidad sin ánimo de lucro que se ocupa fundamentalmente de las niñas en la India, “y también adjunto un folleto para concienciar a la sociedad de la situación de estas niñas y mediante el cual se puede colaborar con ellos”.

‘Mallorca’ es otra colección de Natalia que rinde homenaje “a mi tierra, a la que admiro muchísimo, y sirve de admiración también a las pocas fábricas que quedan de tela de ‘llengos’, las tradicionales, las de siempre. Son porcelanas pintadas a mano que imitan una tradición que debe ser conservada”, dice.

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Naturaleza, historia y forma, en miniatura