jueves. 28.03.2024

El orgullo, ¿reivindicación, espectáculo o negocio?

Me ha costado la intemerata escribir correctamente para expresar mi opinión sobre este tema, el no hacerlo, seguro que para mí,  sería un acto de cobardía ante la proximidad de su aniversario el 28 de Junio.

¿Qué me ha inspirado  meterme en este berenjenal?

Posiblemente varias razones. La principal la normalización de nuestra sociedad hipócrita, insolidaria e inculta y  otra razón, el espectáculo y la parafernalia que a su alrededor se monta y en consecuencia el gasto e inversión que genera.  También la valentía, en el año 1969, de los homosexuales habituales clientes del bar Stonewall Inn, en el barrio de Greenwich Village de Nueva York, al manifestarse espontáneamente contra la represión que sufría la comunidad homosexual americana, manifestaciones que generaron disturbios violentos y que sirvieron, en el tiempo, de base a este movimiento de liberación, necesaria de este colectivo injustamente tratado.

No pueden juzgarse ni someterse  a  reprobación a las personas por su sexualidad (no sobrevenida de vicio inconfesable).

Una persona en un cuerpo que no le corresponde, no es culpable de ello y en consecuencia debe ser querida, respetada, entendida, valorada y no excluida, de la misma forma que ella no debe ser excluyente cosa que en ocasiones se produce.

Me dan, aquellas creencias, desgraciadamente muy extendidas, en las que su magisterio excluye, o excluía, a los homosexuales, radicalmente de su seno, mientras sus ministros, algunos, practicasen todo lo contrario de su doctrina lo cual es absolutamente inadmisible.

Mis razonamientos muy posiblemente desagradarán a más gente que a gente gustarán, pero ellos, estos, son mis razonamientos y opiniones.

La verdad es que EL DIA INTERNACIONAL DEL ORGULLO GAY, no debería celebrarse en el modo ni en la forma que se hace.

Una cosa muy noble y valiente es “salir del armario” y otra muy diferente es tirar fuera todas las cosas del armario, desde los peluches de la infancia a los cayumbos y miserias.

Otra cosa también, es rendir homenaje a los valientes del Stonewall Inn de Nueva York y recordar sus sufrimientos y lo que ellos representaron y representan y otra muy diferente es la celebración del Día del Orgullo, con el insulto, la chabacanería, la mala educación, la absurda permisibilidad sexual pública, la desfachatez total y descarada con la cutrez más insoportable para la mayoría de las personas. Este día precisamente no es el día en que debería darse espectáculo, del cual muchos advenedizos sacan su tajada económica, algunas veces por  ignorancia del colectivo.

Para estas payasadas y despiporre erótico sexual, ya tenemos el carnaval.

Para demostrar el orgullo propio se puede hacer de otra forma más seria.

¡¡¡ Que me ha inspirado meterme en este berenjenal!, quizás el montaje inadecuado y el tratamiento político que algunos partidos dan al tema.

El orgullo, ¿reivindicación, espectáculo o negocio?