viernes. 19.04.2024

Un ex empleado del Grupo Cursach ha relatado ante la Policía y el juez de instrucción número 12 de Palma, Manuel Penalva, palizas a trabajadores y clientes de MegaPark supuestamente ordenadas por la dirección de la discoteca.

Se trata de un testimonio sobre el que el juez instructor ha levantado el secreto de sumario esta semana. En su declaración ante la Policía, el testigo no quiso precisar cuál era su puesto dentro de la discoteca por temor a ser identificado por el entorno del Grupo, ya que conocía "lo que son capaces de hacer" en caso de que descubrieran que había declarado en su contra.

En este sentido, el testigo protegido contó a la Policía -y posteriormente ratificó ante el juez- que un camarero, que residía en un piso proporcionado por el Grupo, no fregó bien los platos y fue despedido y obligado a abandonar la vivienda. Según este testimonio, el camarero no tenía dónde ir y a la segunda noche recibió una paliza de dos porteros, que no denunció. El testigo apunta directamente al directivo del grupo, Bartolomé Sbert, como la persona que envió a los porteros.

Éste no fue el único episodio de violencia que el testigo relató a los investigadores. Siempre según su versión, en varias ocasiones los porteros y trabajadores de la discoteca agredieron a clientes. De estas agresiones, si alguna era muy grave, en lugar de avisar a los servicios sanitarios tenían un teléfono específico con el que, según el testigo, llamaban a una ambulancia del grupo Juaneda que se desplazaba hasta la discoteca para atender a los pacientes "en el callejón de la puerta de atrás".

De esas actuaciones "no quedaba constancia en ningún sitio". Otra forma de resolver estas situaciones era pagar a los agredidos para que no denunciaran, ofreciéndoles, por ejemplo, semanas con todo pagado en un hotel. El testigo acusa de orquestar este mecanismo a Sbert junto al director de zona y al director de MegaPark.

El techo se desprendió sobre unos clientes

En otra ocasión, el testigo cuenta que parte del techo del local se desprendió sobre unos clientes, de forma que una mujer sufrió heridas en la cabeza. Entonces, los tres directivos anteriormente señalados habrían atendido a la víctima y sin llamar a ninguna ambulancia se la llevaron en un coche privado, según este testimonio.

El ex empleado explicó a la Policía que esta clase de accidentes eran "frecuentes" y que se estaban llevando a cabo -en el momento de su declaración- unas obras en el interior de la discoteca sin que los clientes fueran conscientes del peligro.

"Maltrato" a los trabajadores

Por otra parte, el trabajador acusa al Grupo Cursach de maltratar a los trabajadores obligándoles a hacer más horas de las que figuran en los contratos, quitándoles dinero de la nómina y amenazando con despidos si solicitaban días libres. Según dijo, muchos de ellos no tenían contrato y "nunca nadie ha cobrado un finiquito".

Además de lo anterior, el testigo contó que el Grupo tenía más de 200 tiqueteros en la Playa de Palma "que no son molestados por la Policía" y que trabajaban en negro.

Corrupción policial

En la línea de lo que han declarado otros testigos de la causa, este trabajador también se ha referido al trato de favor que presuntamente recibía el Grupo por parte de la Policía Local. "Muchos de ellos han trabajado como porteros, seguridad, etc. y por ello avisaban de las inspecciones y les protegían de no hacerlas", indicó a los investigadores de la UDEF. Mantuvo que en los años que trabajó en MegaPark no vio ninguna inspección policial, ni de Trabajo, Sanidad o del Ayuntamiento.

El testigo apuntó que esto daba "carta blanca" al Grupo Cursach para infringir los horarios de cierre, el volumen de la música, aforos o la prohibición de fumar. De este modo, el trabajador precisó que estas actividades ilícitas permitían al negocio facturar cada noche de verano unos 5.000 euros por cada turno de cajas, lo que supondría al menos una cantidad de 400.000 euros.

El ex empleado también contó al juez que se encontró con un antiguo compañero que reconoció haber "preparado sobres para los GAP", el Grupo de Actuación Preventiva de la Policía Local de Palma. En este sentido, también identificó a diferentes agentes que habrían cobrado sobornos de los directivos de la discoteca a cambio de "eliminar" sanciones.

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