El famoso cambio climático nos tiene locos a todos. No lo digo con frivolidad ni mucho menos sino con la seriedad de ver como toca de cerca a nuestros comerciantes. ¿Qué se creían que esto del tiempo solo afectaba al turismo? ¿O a la agricultura? ¿O al medio ambiente?
Estamos perdiendo nuestras primaveras y otoños para pasar, directamente del verano al invierno con cambios de temperaturas muy bruscos como los que hemos vivido unos días atrás. Casi en cuestión de horas hemos pasado de vestir en camisa y casi en manga corta a sacar con urgencia los abrigos de los armarios.
Al fin ha llegado el frio y digo al fin no por que tenga una predilección especial por las bajas temperaturas sino por que, al paso que marcaba la meteorología las tiendas de ropa y complementos, que suman un porcentaje importantísimo del tejido comercial, no hubieran vendido prácticamente nada de la nueva temporada.
No podría imaginarme un Black Friday caluroso con los escaparates llenos de prendas gruesas para combatir el frio. Hubiera sido un desastre por que ni con ofertas espectaculares se hubiera hecho caja. Y eso, teniendo en cuenta que fecha tan señalada como esta se ha convertido en el pistoletazo de salida de la campaña navideña.
No perdamos de vista que, por mucho que las grandes estadísticas puedan decir lo contrario, lo cierto es que el pequeño comercio no vive su mejor momento. La recuperación del consumo en nuestros establecimientos no ha cumplido expectativas y se está quedando a medias.
Nos quedan las fiestas navideñas para salvar el año y necesitamos del frio, de buenos datos de paro ahora que se vuelven a crear algunos miles de puestos de trabajo ni que sea de manera temporal y necesitamos alegría en nuestros corazones y nuestros bolsillos.
Esperemos que el tiempo nos respete y lo digo por que no vuelvan los calores fuera de su ciclo anual. Que se quede el frio entre nosotros