jueves. 28.03.2024

España es uno de los países con mayores niveles de envejecimiento de todo los Estados del mundo. Esta situación también lleva implícita la existencia de un altísimo número de personas mayores que viven solas, lo que obliga a adoptar un conjunto de medidas para atender a este colectivo. En Baleares, en concreto, cerca de 1.200 voluntarios de la Cruz Roja se dedica a este menester. Dentro del perfil de personas solas destacan las mujeres que optan por vivir sin compañía al enviudar y rechazan las residencias para pasar la vejez.

Los datos son incontestables: una de cada cinco personas mayores de 65 años vive sola y el 75% por ciento son mujeres. Desde el Área Técnica del Programa de Mayores de la Cruz Roja, su responsable, Deyana Mihaylova, explica que el hecho de que una persona mayor decida vivir sola sin buscar otras alternativas “se debe fundamentalmente a circunstancias familiares, bien porque han enviudado o porque sus hijos hacen su propia vida. También hay que tener en cuenta que muchas personas mayores les gusta vivir en su propio domicilio hasta que no pueden valerse por sí mismos”.

Esta decisión, evidentemente, genera problemas especialmente relacionados con la inseguridad de no sentirse atendidos si les sucede algo en su domicilio “por lo que nosotros les proporcionamos los medios para que puedan estar seguros de que si les pasa algo estaremos a su lado”.

Además del problema de la inseguridad tampoco hay que olvidar otro no menos significativo como es el de la desnutrición “ya que las personas mayores no suelen estar muy atentas a cuidarse bien lo que termina generando problemas de ámbito sanitario”.

Para solucionar estas situaciones, Cruz Roja ofrece servicios de teleasistencia y un segundo servicio de teleasistencia móvil, “consistente en que una persona mayor cuando sale de su casa debe llevar un móvil desde el que pueda comunicarse con nuestros servicios. Este es muy solicitado”, señala Deyana.

Los desplazamientos a domicilio de personas mayores son práctica habitual en la Cruz Roja “ya que a través de éstos desplazamientos hacemos una valoración completa de la persona y desde ahí podemos evaluar sus necesidades”.

Para que todas estas actuaciones se materialicen con éxito, Cruz Roja acude a los voluntarios. En Baleares, esta entidad benéfica dispone actualmente de unos 1.200 voluntarios en el área de personas mayores. Voluntarios de todo clase social y edades aunque predominan los prejubilados.

Deyana Mihaylova desea puntualizar que desde que se realizó hace dos años una reformulación total de este servicio “nuestra atención no se concentra exclusivamente en el hecho de ayudar a una persona porque sea mayor, sino porque es persona”.

1.200 voluntarios en Balears para que las personas mayores no se sientan solas