jueves. 28.03.2024

El FC Barcelona vapuleó (0-5) este sábado al Sevilla para levantar la trigésima Copa del Rey de su historia, la cuarta seguida, en un recital de fútbol y goles que dejó sentenciada la final del Wanda Metropolitano ya con un 0-3 al descanso, algo que no bajó las ganas y el hambre de un Barça dispuesto a curar la herida de Champions con el doblete.

Ni rastro hubo de la depresión, del bajón culé por la dura eliminación en Roma hace 10 días. El Barça sacó su mejor versión y pasó por encima de un Sevilla más que aturdido a la media hora, con un 0-2 en contra. El cuadro andaluz estuvo muy lejos de su sexta Copa, pareció no saber jugar a su rival a pesar de que le puso contra las cuerdas hace bien poco en el Pizjuán. La presión ya de inicio del Barça atosigó y descuadró a su rival.

Luis Suárez anotó a los 15 minutos, en el primer intento de salir de su campo del Sevilla sin cuidar su espalda a un balón largo de Cillessen, y Messi hizo el segundo tras una floritura de Jordi Alba. El quiero y no puedo que vivió el equipo de Vincenzo Montella anuló cabezas y piernas, sin saber el remedio al baño azulgrana. Mandó lo primero, que exigía buscar la portería rival y el Barça mató en la contra con Messi y Suárez. La segunda parte fue de rendición a Iniesta.

Ernesto Valverde supo levantar el ánimo de su tropa, como hiciera a comienzos de un curso bañado por el pesimismo azulgrana en la era posNeymar, para reivindicar el primer trono de la temporada. Una era más dura, no sólo para el culé, parece la que dejará atrás Andrés Iniesta. El manchego se lució como el que más, quizá en la que todos apuntan, salvo él aún, a su despedida del Barcelona y del fútbol español.

El capitán de los catalanes hizo como en 'Casablanca', tocó otra vez su alegre sinfonía, a un nivel que hará incomprensible su abandono. Iniesta puso el pincel a la soberbia actuación de Busquets y Rakitic. El centro del campo fue azulgrana. No hubo ni rastro de Banega, sólo algo de Franco Vázquez. El Sevilla sufrió la final, desde que los primeros compases se vio encerrado en su campo, incapaz de salir y casi con miedo a hacerlo.

Cuando se animó, lo hizo malamente, porque el hueco que divisó Cillessen a la carrera de un Coutinho con muchas ganas, lo aprovechó Suárez. Los de Valverde se sacudieron el intento de presión rival con calidad. Navas percutió en un par de ocasiones pero al Sevilla le faltó el gol, una vez más. Sin respuesta en el rival, el Barça cogió aire para un nuevo atracón, con Messi encendido e Iniesta rey de la frontal de un David Soria con más trabajo que nunca. El '10' remató a gol, emulando a Zarra y sus cinco finales marcando, un tacón de Alba al límite y el '8' culé la estrelló en el larguero. Poco después entre el argentino y su colega Suárez finiquitaron la final (0-3).

La respuesta de Montella fue meter a Sandro tras el descanso, pero sobre el césped no hubo milagro sevillista. El equipo hispalenses comenzaba a admitir el triste desenlace que le obliga a no descuidarse en liga para llegar a Europa mediante una larga y veraniega previa. Le faltó rematador al Sevilla en un par de llegadas y a los siete minutos llegó la firma de Iniesta. El genio de Fuentealbilla bailó a Soria para hacer el cuarto y recibir la ovación casi general del Wanda. El manchego acaparó la última media hora, encarándose incluso con Gil Manzano para protestar lo que hiciera falta.

El capitán del Barça quería disfrutar, como si fuese la última, la quinta final seguida de Copa y la primera piedra para cerrar una temporada notable, siempre con un ojo en el Madrid y su Champions. El Sevilla entregó la cuchara, aunque Sandro tuvo el gol de la honra. Los de Valverde se gustaron, para rubricar la mayor goleada en una final de Copa en 38 años con el gol de penalti de Coutinho. Se exhibió el Barça para dar el primer paso hacia un doblete, con la séptima liga de la década ya en la buchaca, y otras seis Copas en ese tiempo.

El Barça destroza al Sevilla y se lleva la Copa del Rey