jueves. 28.03.2024
REUTERS
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La Argentina de Sampaoli necesitaba ganar anoche a Croacia. No solo por una cuestión de puntos, si no por la imagen dada en los últimos días.

Al arranque del partido la albiceleste empujaba. Parecía que llevara una marcha más que sus rivales, si bien cuando Croacia tenía la oportunidad se marcaba unas contras especialmente peligrosas. De hecho, alguna de ellas a punto estuvo de acabar en gol. No fue así y el partido se fue al descanso con empate a cero en el marcador.

La segunda mitad, en cambio, fue totalmente de los croatas. Sobre todo, después de encajar el primer gol, obra de Rebic, tras un error garrafal del guardameta argentino, Willy Caballero. En los minutos siguientes Modric y Rakitic pusieron el cero a tres definitivo.

Ni Messi, ni Agüero, ni Mascherano, ninguno de los once que jugaron tuvo la certeza cara al gol. Tampoco ese empuje necesario en los momentos clave del partido. Algo que les ha valido ser señalados por la prensa de su país.

El empate  ante Islandia la primera semana ya hizo que la relación entre la prensa argentina y la albiceleste fuera más tensa que nunca.

Una tensión que aumentó, considerablemente, cuando en un entrenamiento la prensa tuvo que esperar fuera durante horas. Para, posteriormente, acceder al interior para, en principio, grabar el final de la sesión. Decimos en principio porque, sin embargo los jugadores huyeron literalmente de las cámaras. Una relación que, como cabía espera, tras la derrota de anoche atraviesa sus horas más bajas.

La selección Argentina enseña sus 'vergüenzas' ante Croacia