martes. 19.03.2024

Existió un tiempo, no tan lejano, en el que miles de personas de alrededor del mundo escogían Baleares como su destino vacacional por una simple razón: bailar su estilo musical favorito, en su caso la electrónica, al aire libre. Era una época en la que no existía, o al menos no se hablaba, ni del `balconing´ ni del `mamading´. Tampoco existían los móviles ni las redes sociales que de una manera u otra han degenerado un movimiento social que para muchos es cultura. 

Según cuenta la leyenda, todo empezó en Amnesia una noche en la que, después de cerrar, los trabajadores esperaban para cobrar. Entonces, al deejay residente -el argentino Alfredo Fiorito- se le ocurrió la idea de pinchar unos discos para amenizar la espera. Evidentemente, todos se pusieron a bailar.

Poco después, se les unió un grupo de personas que tras pasar la noche en Ku (hoy Privilege) esperaba en la parada la llegada del autobús. Por entonces, la terraza de la popular discoteca era al aire libre lo que posibilitó que aquellos afortunados escucharan la música que les indicara el camino. Al día siguiente, la escena se repitió. Y así, sucesivamente.... Así, cuenta la leyenda, nacieron los afters (abreviatura de after hours), un negocio todavía hoy no reconocido en España.

A la terraza de Amnesia se le unió las de Pachá y Space, esta última ya desaparecida pese a que durante muchos años fue considerada como la mejor del mundo. Por entonces, las celebrities ya acudían a Eivissa, un enclave en el mar mediterráneo en el que podían divertirse sin ser molestados ni juzgados.

La fama de la conocida como "Isla Blanca" era tal, que hasta en el popular serie "Corrupción en Miami" la definieron como "el lugar con las mejores discotecas del mundo".

Aquella fue la era del house, un genero musical acuñado en Chicago cuando un joven Frankie Knuckles iba paseando por la ciudad.

En su paseo, encontró un local con un cartel que señalaba: "Esta noche, house music". Invadido por la curiosidad, entró y le preguntó al encargado que era aquello. Para su sorpresa, la respuesta. "Es un estilo que pincha un tal Frankie Knuckles en el club de moda, el Warehouse", explicó el trabajador antes de que el deejay y productor de himnos como "Your Love" le contestara: "Yo soy Frankie Knuckles".

En Eivissa surgieron los Balearic Beats, un género de música electrónica caracterizado por su eclecticismo y por su sonido hedonista. Los ingleses Paul Oakenfold y Danny Rampling exportaron su ritmo provocando que, poco a poco, la isla se llenara de turistas.

La invasión fue tal que a finales de los noventa, promotoras y deejays extranjeros habían ocupado la Pitiusa mayor dejando de lado a los trabajadores autóctonos. Fue la conocida como "La guerra de las promotoras". Para muchos, el fin de la auténtica "Isla Blanca".

Bailar al aire libre en Mallorca

A mediados de los noventa, la escena era muy diferente a la actual. El grunge era la música de moda entre los jóvenes mientras la electrónica era degradada en nuestro país por las constantes referencias mediáticas despectivas a la ´La Ruta del Bakalao´.

En Mallorca, muchos son los que opinan que todo cambió para siempre en Galdent. Lo cierto es que poco después, y coincidiendo con la mañana de Año Nuevo, Es Fogueró y el Ancorage de Illetes -todavía sin ocupar- fueron, paralelamente, escenario de dos eventos históricos en los que los clubbers de toda la isla pudieron bailar bajo un sol de justicia. 

Para los curiosos, comentar que el evento celebrado en Calvià contó con Sister Bliss, la teclista del mítico grupo Faithless ("Imsomnia", "Salva Mea", "God Is A Dj").

Durante esa época, el boca a boca y el impagable trabajo de los relaciones públicas eran la clave del éxito. De hecho, estos eventos apenas contaban con publicidad en la calle. En el misterio radicaba la mayor parte de su encanto.

Después, llegaron otras muchas fiestas al aire libre y de día en terrazas de restaurantes como Ses Tres Germanes, Es Pil.larí o El Pequeño Mundo, lugares tan originales como Las Cuevas del Pirata o espectaculares tales como Cala Falcó y las míticas celebradas en el Paradise Bay de Cala Vinyes. Por entonces, el Djs Club formado por Isaac Indart, César del Rio, José de Divina y Angelito ya estaba conquistando la Isla.

Además, los pueblos también aprovecharon la oportunidad para organizar sus fiestas patronales. Probablemente, en el recuerdo colectivo de muchos lectores habrá aparecido Son Serra de Marina.

Hasta aquí hemos llegado

En 2000, Mallorca acogió una fiesta de día durante todos los domingos del verano. Así, empezaron los problemas y las autoridades tuvieron que tomar cartas en el asunto. La oferta continuaba (Agualandia es un ejemplo) aunque su comercialización ya los había convertido en multitudinarios.

Poco más tarde, los eventos en el exterior fueron prohibidos y empezaron a ser privados. La medida no surgió efecto. Los problemas se multiplicaron debido al alquiler de chalets, las cada vez más habituales raves y las denuncias de vecinos. A estas se les sumaron las de las discotecas, puesto que sin hora de cierre (como si ocurría anteriormente) los eventos se alargaban dejando las salas vacías.

La obligación de bailar cubierto motivó, además, el nacimiento de la que sigue siendo la promotora más antigua de Palma: Zulos Club (la más veterana de la isla es Lokita). Varios años más tarde aparecieron otras que siguen hoy vigentes tales como Infinity, Safari Club, Rex, Locobyte, Velvetine o Marionet, entre otras. Todas ellas con sus propios residentes y su estilo particular.

Tras el éxito de Voodoo House, Àngel Costa abanderó el resurgimiento del techno antes de llegar a una época en la que tras pasar por la moda del electro house, el minimal llenó (o vació) las pistas.

Mientras tanto, en Eivissa...

Al mismo tiempo que en Mallorca la ley obligaba a bailar encerrados, en la vecina Eivissa cada vez proliferaban más las terrazas. Con Space y Amnesia -además de Bora Bora- totalmente consolidadas a nivel internacional, un pequeño local situado cerca del aeropuerto estaba cerca de entrar en la historia. Nos referimos al DC-10, para muchos la mejor discoteca del siglo XXI.

Por esa pequeña terraza inaugurada en 1997 y ampliada pocos años más tarde, pasan cada lunes los mejores artistas del mundo gracias a la promotora italiana Circoloco. Algunos de ellos, sin cobrar por el placer que supone pinchar ante una gente tan entregada. Y es que el que durante años fue el club más underground del planeta tenía que estar en Eivissa.

Además, al conocido popularmente como DC -que durante sus primeros años era gratis y hasta 2003 cerraba a las 17 horas- se le sumaron otras espectaculares opciones como el Jockey Club en Cala Jondal o el Pin Up.

Algo cambió en Mallorca

En el verano de 2011, y coincidiendo con la explosión del deep house y el principio del fin del vinilo con su característico sonido analógico, algo cambió en Mallorca.

Primero en Calvià con el Kali Beach y el Buddha Sundays, que pasó por el Ness Club (2011 y 2012), Guillermo Vilas Tenis Club (2013) y Wave House Magalluf (2014). Además, en 2012, Sa Possessió abrió sus puertas iniciando un periplo que siempre será recordado.

Zulos Club, la promotora más antigua de Palma, en Sa Possessió Zulos Club, la promotora más antigua de Palma, en Sa Possessió

En 2014, la nueva normativa de limitar el sonido puso fin a las fiestas a pie de playa en Il Chiringo de Palmanova además de salpicar a otros negocios de la zona anteriormente citados. Otros, en la misma área, hicieron caso omiso como si de un sheriff en el lejano oeste se tratara.

La medida sepultó a los promotores puesto que sus clientes acudían a sus eventos para bailar bajo el sol y al aire libre. Ahora, la música continúa si bien -salvo excepciones- a un volumen que invita a la conversación.

Hasta la medianoche... y gracias

Poco después, otra nueva ley obligó a todas las salas de Baleares a cerrar sus terrazas además de limitar el sonido. Una decisión que también afectó a Eivissa y a su turismo clubber.

Con la terraza de Amnesia y Pachá cubiertas desde hacía tiempo, Space y DC 10 tuvieron que afrontar una inversión millonaria para armar las suyas. Otros, como Bora Bora, están obligados a poner una separación entre el local y la playa.

Cavo Paradiso en Mykonos (Grecia) Cavo Paradiso en Mykonos (Grecia)

Mientras tanto, Chipre, Malta o islas griegas como Mykonos empezaron a ganar terreno entre los millones de amantes de la música electrónica. Y es que allí, desde hace más de una década, no se demoniza por bailar al aire libre gozando del sol.

 

La actualidad

Actualmente, además de las polémicas boatparties, hay infinidad de terrazas habilitadas (parece ser que ahora están de moda los hoteles), pero con la música tan floja que apenas se oye.

Evidentemente, existen singularidades -Ushuai en Eivissa o el BH Hotel en Mallorca- que dicho sea de paso, no son aptas para todos los bolsillos y cuyo volumen, curiosamente, parece no molestar a los vecinos. Además, los programas estan enfocados al público masivo, especialmente al turista disfrazado ocasionalmente de clubber.

Según la Ley, en Baleares está permitido poner música al aire libre a partir de las 16, una hora en la que en otros tiempos, los eventos ya estaban repletos de gente. Ahora, la gran mayoría llega después de cenar dejando un negocio de poco más de dos horas para unos propietarios que lamentan impotentes no poder explotar sus terrazas.

La oferta en Mallorca -salvos casos concretos de beach clubs poco controlados en cuanto a limitación musical se refiere- se basa únicamente en fiestas patronales, eventos multitudinarios o festivales (con más estilos que la electrónica). Muchos de ellos, por no decir todos, estan masificados y algunos, poco previstos para afrontar problemas debido a la climatología, tal y como sucedió en la segunda jornada del Mallorca Live 2018.

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Los cientos se han cambiado por miles y en los que prefieren eventos menos concurridos, se han visto relegados. El cemento ha sustituido a las piscinas si bien es cierto que la mayoría del público asistente tampoco lo echa en falta puesto que no vivió la época dorada. Una situación que, evidentemente, beneficia a aquellas marcas capaces de asumir tan elevados costes. Por ello, son colectivos llegados desde fuera de Mallorca quienes organizan los principales eventos. Algo similar a lo acontecido en Eivissa a finales de los noventa con "La Guerra de las Promotoras".

Además, el crecimiento de otros géneros como el reggaetton o el trap, juega en contra del futuro de la música electrónica o al menos, de gran parte de su esencia. Y es que lo del EDM y su abanderado David Guetta merece un capítulo a parte.

Todo ello, sin contar la degradación de una profesión tan digna como la deejay. Y es que ahora, gracias a un ordenador y a un para muchos maldito programa, cualquiera puede ejercer como tal solo seleccionando la música y apretando un botón. Una posibilidad que ha convertido a personajes como Mario Vaquerizo y Kiko Rivera en `dedo deejays´a cambio de un suculento caché. Son criticados, a pesar de que la mayoría hace como ellos. Sin duda, los tiempos y el espíritu, han cambiado.

Cuando en Baleares se bailaba de día, bajo el sol y al aire libre