viernes. 19.04.2024

Desde sus remotos orígenes el ser humano ha experimentado la necesidad constante de controlar el tiempo mediante el uso del reloj, ya fuera para medir la duración de cualquier suceso, como por ejemplo, en el campo de la agricultura controlando el cultivo de la tierra, o en el de la navegación calculando la duración de los trayectos.

El primer reloj de la historia, conocido como Clepsidra o reloj de agua llegó de la mano de los antiguos egipcios, el cual consistía en un recipiente de agua que gradualmente iba vaciando su contenido.

Con el paso de los años, y gracias a su constante transformación y a su disminución de tamaño, se ha convertido en un instrumento práctico, cómodo e indispensable en nuestra vida. Y es que, además de su función como herramienta para medir el tiempo, ya es considerado como un accesorio más de nuestra vestimenta.

Un instrumento en constante evolución

El paso de los años y las necesidades de las personas han hecho que el reloj se renueve.  Prueba de ello es el nacimiento del llamado reloj inteligente "smartwatch" a principios del siglo XXI. Sin embargo, allá por 1982, su hermano pequeño, el reloj digital, ya era capaz de calcular operaciones matemáticas y de almacenar caracteres por medio de su teclado en miniatura.

No fue hasta el año 2012 cuando comenzaron a verse los primeros relojes inteligentes. Ya sea de una forma u otra, la industria tecnológica sabe lo que el cliente demanda, y ellas nos lo ofrecen. De esta forma, han conseguido que podamos llevar las prestaciones más básicas de nuestro teléfono móvil dentro de nuestro reloj de muñeca. La posibilidad de sacar una foto en cualquier momento, contestar a una llamada, leer los últimos mensajes que hayamos recibido, GPS para guiarnos al restaurante más cercano, y como no, dar la hora, son algunas de las muchas funciones que encontramos al alcance de nuestros dedos, convirtiéndose de esta forma en un complemento perfecto.

El mercado del smartwatch ha sido capaz de dotar a un reloj de pulsera de sensores, los cuales solo serían posibles con el uso del dispositivo especifico, como es el caso del giroscopio, la brújula o el pulsómetro.

El reloj ha conseguido sobrevivir al nacimiento de los smartphones, los cuales eran capaces de suplir su función sin inconvenientes. Sin embargo, a pesar de considerarse como un rival del reloj clásico de pulsera, podemos augurarle un largo y prometedor futuro, ya que el reloj inteligente estaría más cercano de reemplazar a nuestros dispositivos móviles.

¿Cómo resisten los relojes en la época actual?