jueves. 28.03.2024

Renata G., la mujer polaca acusada de la atropellar mortalmente a la adolescente Paula Fornés en Sa Ràpita durante la Nit de Sant Joan de 2018, ha manifestado este jueves, durante su turno de última palabra en el juicio por estos hechos, que "no hay un día ni una noche" que no piense en esta "tragedia". Asistida por una intérprete, ha manifestado que quería dirigir unas palabras a los padres de la menor, que habían abandonado la sala desde el turno de informe final de la defensa. El letrado de la familia, Daniel Castro, se ha comprometido a trasmitirles el mensaje.

Tras unos segundos de silencio y entre sollozos, la mujer ha comenzado diciendo que no encontraba "las palabras para transmitir el dolor y la pena que siente en su corazón".

"Sabe que el dinero no devuelve a la vida a Paula ni recompensa el dolor de la familia"

La mujer también ha señalado que lo ocurrido es una "tragedia que sufren dos familias" y que "sabe que el dinero" que ha consignado "no devuelve a la vida a Paula ni recompensa el dolor de la familia".

El trágico suceso tuvo lugar sobre las 02:00 horas de la noche del sábado al domingo, el 24 de junio de 2018, la noche de Sant Joan, en Sa Ràpita. Según varios testigos, la conductora huyó tras el accidente. Un joven la persiguió en coche y la retuvo hasta que llegó la Guardia Civil. La mujer dio positivo en las pruebas de alcoholemia. La víctima era Paula Fornés, una adolescente de 15 años.

Defensa alega que la prueba de etilometría "es nula"

La Fiscalía ha elevado su petición de pena a cinco años, cuatro meses y 15 días de cárcel. La acusación particular pide 11 años y la defensa, la libre absolución. La defensa ha reconocido, en el trámite de informe final, que la mujer es la responsable de la muerte de la menor, pero considera que "debe ser absuelta" porque cree que la prueba de etilometría "es nula".

Leer Más: La Fiscalía eleva la petición de cárcel por el atropello mortal de Paula Fornés

Familias de víctimas de violencia vial, entre ellas la de Paula, se concentrarán en Madrid para exigir justicia

Familiares de víctimas de "violencia vial", entre ellas la de Paula Fornés y del ibicenco Daniel Viñals, se concentrarán este domingo 17 de noviembre, Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tráfico, en la Plaza Callao de Madrid, para exigir justicia y recordar a sus familiares, que perdieron la vida por culpa de conductores ebrios o drogados.

En concreto, estas familias exigen un aumento de las penas de cárcel para aquellos conductores que, habiendo bebido o consumido algún tipo de droga, han sido responsables de la muerte de otras. Además de un endurecimiento de las penas, piden la incorporación obligatoria de dispositivos anti-alcohol en los nuevos vehículos que salgan al mercado.

Ambas reclamaciones fueron materializadas en distintas peticiones a través de Change.org que llegaron a remitir a distintas instituciones parlamentarias, llegando a obtener centenares de miles de apoyos.

El acto está organizado por las familias de cinco víctimas de este tipo de casos, que también realizarán un homenaje en recuerdo de sus seres queridos fallecidos: Ana Herrera, Iván Jiménez, Paula Fornés, Daniel Viñals y Víctor López.

En bicicleta

Daniel Viñals iba en bicicleta cuando falleció el 29 de abril de 2017 tras resultar atropellado por un conductor que dio positivo en alcohol, cocaína y metanfetamina, y que se dio a la fuga tras el accidente. El suceso tuvo lugar en Eivissa, en la carretera de Sant Josep. Viñals tenía 34 años.

Aumento de penas

Las familias que se concentrarán este domingo en Madrid exigen un endurecimiento de las penas de cárcel para quienes causen el fallecimiento de una persona en un accidente de tráfico, pese a que ya se aprobó un incremento de las mismas este año, mediante la modificación del Código Penal que entró en vigor el pasado 3 de marzo.

Los familiares piden una revisión penal, pues lamentan que la reforma solo incrementase la pena de 4 a 6 años de cárcel en dos supuestos: cuando el resultado mínimo es de dos fallecidos, o cuando haya un fallecido y un lesionado muy grave (siempre y cuando el accidente sea por una imprudencia grave), circunstancia que no se aplica en los casos de Ana, Iván, Paula, Daniel o Víctor, donde el resultado fue 'únicamente' de una pérdida humana, pese a que en todos ellos los accidentes tuvieron lugar porque los responsables cometieron imprudencias graves.

Según la modificación penal, se imputa imprudencia grave de manera automática en tres circunstancias: cuando el responsable supera la velocidad máxima permitida en 60 km/h en ciudad ó 80 km/h en carretera; cuando dé una tasa de alcohol superior a 0,6 mg/l de aire espirado (1,2 g/l en sangre); o cuando conduzca bajo la influencia de drogas. En los cinco casos el conductor que produjo el siniestro cumplía, al menos, uno de los requisitos.

"No hay un día ni una noche que no piense en la tragedia"